Diversidad y distribución prehispánica del maíz mexicano
Maíz: sociedad y medio ambiente
El maíz proporcionó la base alimenticia de las civilizaciones antiguas del territorio mexicano: azteca, maya, olmeca, teotihuacana y zapoteca, entre otras. El surgimiento de las sociedades prehispánicas dependió de una base alimenticia segura y de fácil obtención que les permitió satisfacer sus necesidades energéticas. Puede decirse que la arquitectura monumental encontrada a orillas de los ríos Usumacinta y Grijalva y la que predomina a todo lo largo y ancho de la península de Yucatán, la cuenca de México y el valle de Oaxaca fue construida gracias al incentivo que constituía el maíz. Con esta conclusión no se pretende menospreciar la importancia de otros cultivos de origen mexicano, sino reconocer que el maíz es la única especie vegetal domesticada que ha logrado una distribución geográfica tan amplia (desde los 2 900 msnm en las faldas del volcán de Toluca hasta las playas arenosas de la zona marítima oaxaqueña) y que ha desempeñado un papel de gran importancia en todos esos teatros culturales. Ahora bien, nuestro interés por saber cuáles tipos de maíz fueron la base de esas civilizaciones no es meramente académico. El desarrollo de muchas de ellas fue sostenido durante periodos de hasta quinientos años. ¿Cómo se mantenía la base alimenticia de esas sociedades fundamentada en el maíz durante tanto tiempo?, y, ¿cuáles fueron los procesos que dieron origen a esa capacidad productiva y de adaptación tan amplia? La esencia de nuestro estudio se reduce a la siguiente pregunta: ¿qué tipos de maíz proporcionaron el sustento de las civilizaciones mesoamericanas y cómo evolucionó el maíz para producir tantos tipos en la actualidad?
El maíz mexicano puede ser considerado casi como un “artefacto”. Se originó y sobrevive dependiente de la mano del ser humano. Su forma –la altura de la planta, el número de hojas, el tamaño del grano y la forma de la mazorca– se debe principalmente a la presión selectiva del hombre, la cual interactúa siempre con las presiones naturales del medio físico y biológico. El cultivo del maíz es el medio donde se traslapan las fuerzas de la selección natural –que imponen los límites dentro de los que han tenido que maniobrar las sociedades prehispánicas– y las fuerzas de la selección cultural –que determinan qué semilla sembrar en dónde–. La variación en forma, adaptación y potencial del maíz mexicano es el resultado de esos procesos de selección.
Imágenes: Complejo Mexicano de mazorca estrecha. Fila superior: Conejo (dos ejemplares), Chatino Maizón (dos ejemplares), Zapalote Chico (dos ejemplares), Bolita (dos ejemplares). Fila inferior: Tabloncillo Negro, Tabloncillo Ahumado, Tabloncillo Blanco, Tabloncillo Perla, Olotillo, Elote Occidental (dos ejemplares) y Reventador.
Bruce F. Benz. Etnobotánico. Doctor en botánica de la Universidad de Wisconsin-Madison. Maestro en artes de la Universidad de Colorado-Boulder. Profesor investigador titular del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Guadalajara.
F. Benz, Bruce, “Diversidad y distribución prehispánica del maíz mexicano”, Arqueología Mexicana, núm. 25, pp. 16-23.
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