El paisaje sagrado de Malinalco y Chalma

Carlos Galindo Leal

El paisaje cultural

Las calles de Malinalco son testigo de relaciones entre los paisajes terrestre y celeste; entre el tiempo y espacio en un paisaje sagrado. Están orientadas, no de este a oeste, sino alrededor de 15º al sur del punto cardinal este (acimut 105º/106º E, o 285º/286º W). A lo largo del valle, de norte a sur, se ubican 11 capillas y tres iglesias (siglos XVI y XVII), orientadas con la puerta al poniente y el altar al oriente, a excepción de Santa Mónica y San Nicolás, con orientación contraria.

Al igual que las calles, parecería que las capillas están orientadas de oeste a este. Sin embargo, hay variaciones en su orientación desde 102º hasta 118º E y Jalmolonga a 81º. Desde estos sitios (posibles antiguos teocallis o momoztles) se aprecian ambos horizontes formados por las sierras de Ocuilan al oriente y de Malinalco al occidente. La orientación de calles, iglesias y capillas, al igual que en los sitios arqueológicos, marca alineaciones con cimas y puertos en ambas sierras en fechas astronómicas y calendáricas relevantes, conocidas como “calendarios de horizonte”.

Las prominencias de la Sierra de Ocuilan sirven como calendario de horizonte oriental para sitios arqueológicos (Cuauhtinchan y Torre del Vigía) y capillas del valle. Desde el Templo del Sol (Estructura IV) de Cuauhtinchan (1 800 m) el amanecer del 12 de febrero y el 29 o 30 de octubre coinciden con un corte vertical abrupto del horizonte en esta Sierra (Galindo Trejo, 2009).

Además, desde esa altura, 100 m más arriba que el valle, en el solsticio de invierno, el Sol aparece entre los cerros Yerbabuena y Cruz del Tejaltepec, que no se pueden ver desde el valle. Esto indica que no sólo la ubicación y la orientación de este extraordinario sitio arqueológico fueron planeadas, sino también la altura a mitad del Cerro de los Ídolos.

Es posible que algunas de las capillas e iglesias se hayan construido sobre los antiguos teocallis, conservando sus relaciones espaciales en el paisaje. Sin embargo, las congregaciones de Malinalco y Ocuilan alrededor de 1600 reunieron estancias que estaban hasta 24 km de distancia en los actuales barrios.

Para 1579 los barrios recibieron el nombre de sus santos patronos y por lo tanto se construyeron las primeras capillas (Ledesma, 2008). Desde varios de los templos se pueden ubicar calendarios de horizonte que probablemente sean una mezcla de la cosmovisión prehispánica y las antiguas tradiciones arquitectónicas de los templos cristianos.

Imagen: Traza de Malinalco, orientada a 105º E o 285º W. Alineación de la Iglesia del Divino Salvador con el Cerro Matlálac. Vista desde el portón de la Iglesia. Ilustración y foto: Carlos Galindo.

Carlos Galindo Leal. Director de Comunicación de la Ciencia de la Conabio. Biólogo de la UAM-Iztapalapa con maestría y doctorado en ecología por la Universidad de Columbia Británica, Canadá. Estudia el diplomado de arqueoastronomía de la ENAH-UNAM.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Galindo Leal, Carlos,“El paisaje sagrado de Malinalco y Chalma”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 44-47.