El registro arqueológico e histórico del maguey

Las evidencias arqueológicas asociadas con ocupaciones tempranas muestran que el maguey era uno de los alimentos esenciales, como lo indican los innumerables gabazos recuperados en las cuevas secas del Valle de Tehuacán, Puebla, y en la Cueva de Guilá Naquitz, Oaxaca; estos desechos de consumo humano constituyen el 80% de las casi 5 000 muestras de Agave (maguey) que componen la Excerpta Arqueobótanica del inah.

Se han localizado numerosos gabazos y distintos elementos elaborados con fibras de maguey en sitios muy antiguos como la Cueva de las Ventanas en la región de Cuarenta Casas, Chihuahua; las cuevas Romero, Valenzuela y Ojo de Agua, en Tamaulipas; la Cueva Tetavejo, en Sonora; la cueva de Ejutla, en Oaxaca; la cueva de Huapalcalco, Hidalgo; la cueva de Cuanalan, estado de México. En ciertos lugares del Altiplano de México los raspadores de piedra son testimonio de la obtención de la fibra de maguey, aunque también pueden estar asociados con la extracción de aguamiel para elaborar pulque. Los restos arqueológicos de mantas, redes, canastas, cacles, cordeles, etc., hechos con maguey indican la manera en que se aprovechaba la planta desde tiempos prehistóricos hasta nuestros días; en estos artefactos se muestra el uso variado de las fibras de agave y las técnicas para su obtención y tejido.

En las exploraciones en Tenochtitlan y Tlatelolco se han encontrado contextos rituales (de la época prehispánica y principios del virreinato) en los que las espinas apicales de los magueyes pulqueros son uno de los elementos principales, pues se utilizaban como instrumentos de autosacrificio para honrar a las entidades divinas relacionadas con la agricultura y la guerra (Sahagún, 1979).

El maguey era fuente de alimento (miel, vinagre y pulque; se consumían además flores, tallos, pencas y escapo floral), medicina, agua, fibras textiles, papel y jabón. Las pencas servían como recipientes y canales; en la construcción se utilizan como amarres, “teja” y para conformar paredes, y el escapo floral sirve como viga. La planta toda se utiliza como lindero, cerca viva, para retener el suelo en las terrazas de cultivo y ya seca es un excelente combustible. Estas formas de aprovechamiento del maguey sobreviven; en el ámbito ritual, las pencas son el recipiente para la comida el día de la Santa Cruz y de las aves carroñeras (emisarias del temporal) en los rituales de propiciación de la lluvia en la Montaña de Guerrero; de igual modo, se aprovechan en la extracción de copal como contenedores de la resina, desde hace más de 500 años.

 

Aurora Montúfar López y Norma Anzures Jaimes

 

Tomado de Aurora Montúfar López,Norma Anzures Jaimes, “El registro arqueológico e histórico del maguey”, Arqueología Mexicana Especial 57, pp. 12 - 13