Conocida como El Sacerdote de Atlihuayán, esta pieza, que tiene rasgos del arte olmeca, muestra, como su nombre lo indica, a un sacerdote vestido con la piel de un animal, indumentaria propia de su cargo. Esta indumentaria ha desatado una enorme polémica entre los arqueólogos e historiadores, porque está vinculada con el problema acerca de cuál es el principal animal de la iconografía olmeca.
Es probable que la causa del debate provenga de la naturaleza misma de la iconografía olmeca, Miguel Covarrubias, quien hace más de 40 años se dedicó a analizar los incipientes datos que se tenían sobre el arte olmeca, señaló que en algunas imágenes olmecas, especialmente la del jaguar, a menudo cada atributo adquirió un significado particular, independientemente de la imagen primigenia, lo cual dio lugar a diseños abstractos de difícil interpretación.
El Sacerdote de Atlihuayán fue encontrado en 1948 cerca de la hacienda del mismo nombre, en el estado de Morelos, cuando se realizaron los trabajos de construcción de la carretera Yuatepec-Tlaltizapán, en los que se encontró material arqueológico del período Preclásico. La pieza fue adquirida por el Museo Nacional de Antropología gracias a que se tuvo conocimiento del hallazgo muy oportunamente.
La pieza ha sido considerada con un chamán que se transfigura en felino y que lleva una capa de piel de jaguar, animal que ha sido identificado por muchos estudiosos como el símbolo principal de la cultura olmeca y al cual se han asociado los motivos decorativos en forma de pata y de X, la ceja “flamígera” y la boca con las comisuras hacia abajo.
Tomado de Anna Di Castro, “El sacerdote de Atlihuayán”, Arqueología Mexicana, núm. 44, pp. 66-67.