Tajín llegó a albergar entre 15 000 y 20 000 habitantes. Su centro urbano estaba conformado por un conjunto monumental de pirámides, juegos de pelota y palacios que ocuparon el 10% de su superficie. En ese centro urbano se llevaban a cabo grandes rituales y otros acontecimientos colectivos. Las suaves colinas de esta región de Veracruz permitieron a los urbanistas situar los edificios en distintos niveles, que oscilan entre los 140 y los 200 msnm. La división más importante del sitio es un enorme muro de contención que separa la parte baja del sur de la más elevada, al norte. La parte del sur estuvo abierta hacia la ciudad e incluye pirámides, juegos de pelota y plazas: fue el centro ceremonial público; en cambio, la parte elevada del norte, llamada Tajín Chico, fue de acceso restringido y en ella estuvieron los palacios y edificios administrativos. Aunque Tajín Chico está enclavado en la ladera de un cerro natural, requirió de un importante proyecto de remoción de tierra para adecuar la ladera y formar las plataformas escalonadas donde se encuentran las pirámides. Fuera del área de Tajín Chico hay 17 juegos de pelota y ahí se concentran los edificios que, al parecer, están relacionados con las actividades, políticas, religiosas y comerciales. Hubo además un área de casas-habitación, talleres y terrazas en donde se practicaba la agricultura intensiva. Esta área habitacional tenía una disposición semejante a la del calpulli mexica. La comunicación entre las distintas áreas de la ciudad era mediante espacios abiertos de distintos tamaños y no por calles. Se contaba con un sistema de conducción de las aguas que protegía las estructuras de las torrenciales lluvias tropicales (Koontz, 2011).
Entre las características urbanas de Tajín se encuentran las plazas rodeadas por pirámides y las canchas de juego de pelota en forma de I, delimitadas por dos edificios gemelos alargados y un tercero, llamado cabezal. En su arquitectura hay elementos de tradición teotihuacana, como el talud tablero. Entre los elementos característicos del estilo de Tajín se encuentran las cornisas sobre los tableros decorados con nichos. Éstos proporcionan a los edificios un juego de luz y sombra que aligera la pesadez que habitualmente tienen las enormes masas que conforman las pirámides (Ladrón de Guevara, 2013).
Tomado de “Tajín y su región”. Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 60, pp. 32-33