Es un óxido de hierro, también conocido como almagre, de un intenso color rojo. La hematita es un mineral muy común que se encuentra por todo el planeta, por lo general en forma de sedimentos, fragmentos finos y rocas volcánicas.
Por su amplia disponibilidad, la relativa sencillez de los procedimientos de preparación del colorante y su eficacia para cubrir distintos tipos de superficie, desde la piel humana hasta edificios, fue el material más utilizado en la época prehispánica.
Es el pigmento rojo más común en la pintura de exteriores e interiores de edificios de mampostería.
No sólo era menos costoso que la grana cochinilla o el cinabrio, sino que era más adecuado para esos fines por su durabilidad.
Se utilizó ampliamente en la decoración de cerámicas pues sus características la hacen especialmente apta para ese fin. En muchas ocasiones la decoración en rojo se aplicaba antes de la cocción con lo que, dependiendo de las características de ésta, podía adquirir diversos tonos.
También era un material común en los engobes, los recubrimientos, que se aplican a los objetos cerámicos antes de cocerlos.
En Tlatilco, estado de México, un sitio del Preclásico, se han encontrado algunos de los ejemplos más antiguos del uso de hematita. Ahí se localizaron pequeñas vasijas con fragmentos de ese material, así como los metates en que se molía. En Guerrero se localizaron vasijas de estilo Tlatilco con restos del mineral.
También de Tlatilco proceden figurillas que indican que desde esa época el rojo se utilizaba para adornar el cuerpo. En algunos entierros los cuerpos estaban cubiertos de rojo; aunque no se ha determinado el mineral, no sería extraño que fuese cinabrio.
El llamado Rojo Teotihuacano es un pigmento obtenido de la hematita que se utilizó en la gran ciudad por lo menos entre 200 y 750 d.C. El rojo se mezclaba con otros pigmentos –como blanco y amarillo– para obtener distintas tonalidades que iban del rosa al rojo oscuro.
A diferencia de los de otras regiones, los rojos en códices mayas –como el Madrid– fueron hechos con hematita.
Se podía utilizar para pintar sobre textiles, si bien se deslavaría con el tiempo. En la cueva de La Garrafa, Chiapas, se encontraron prendas con restos de pintura hecha con hematita.
La hematita puede corresponder a los rojos nombrados en náhuatl como tláhuitl y tlalchichilli.
Basado en Brittenham, 2015; Barajas Rocha et al., 2016; Ochoa, 2016; Carmona y Ochoa, 2016.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.
Vela, Enrique, “El rojo”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 80, pp. 46-55.