La ciudad de Izamal, ubicada a unos 70 km al oriente de Mérida, es probablemente el sitio arqueológico de mayor importancia en las planicies del norte de la península de Yucatán. Tiene las estructuras prehispánicas más voluminosas, construidas en torno a plazas de proporciones extraordinarias, y un área urbana que cubrió unas 5 300 ha. Fue la capital de una entidad política que llegó a dominar un amplio territorio, aproximadamente de 6 000 km2, que incluía una red de sacbeo’ob (calzadas) en la que se cuenta el segundo sacbé de mayor longitud conocido en el área maya, de casi 30 km. Posee una arquitectura característica, llamada “megalítica” por el uso de grandes piedras labradas. El estilo se distribuye por todo el territorio bajo la influencia de Izamal. Es un sitio con una secuencia de ocupación continua desde por lo menos el Preclásico Medio hasta el presente (Millet, 1999; Kurjack, 2003; Covarrubias y Burgos, 2008).
Sobre la urbe prehispánica se fundó una pintoresca ciudad colonial, en cuya construcción se utilizaron las piedras labradas de los antiguos edificios mayas, como las que se pueden observar en el Convento de San Antonio de Padua, localizado sobre un gran basamento maya en el centro de esta población. En la actualidad se trata de una ciudad con alrededor de 20 000 habitantes, que hasta hace poco se dedicaba al cultivo del henequén y que ahora cuenta con todo tipo de servicios y cuya principal actividad económica es el turismo.
Tomado de Rafael Burgos Villanueva, Miguel Covarrubias Reyna, Yoly Palomo Carrillo, “Izamal, capital regional del centro-norte de Yucatán”, Arqueología Mexicana núm. 114, pp-. 76 - 82.