La lápida de Itzpapálotl. Obra de arte matlatzinca

Carmen Aguilera

En las excavaciones de Teotenango (1971- 1975), estado de México –sitio que floreció entre 700 y 900 d.C.–, bajo la dirección del doctor Piña Chán, se descubrió una lápida de 58 cm de altura por 57 cm de ancho que se conserva en el Museo Arqueológico Román Piña Chán, que se encuentra en el mismo sitio. La pieza, ejemplo de la alta calidad estética que alcanzaron los artistas de ese tiempo, muestra en una de sus caras a Itzpapálotl, “mariposa de obsidiana”, diosa matlatzinca, acompañada por una fecha en un sistema calendárico no determinado. La figura tiene cabeza de buitre, cozcacuauhtli en náhuatl (Sarcoramphus papa), y cuerpo de mariposa (Rothshildia orizaba; identificada por el doctor Raoul Mac Gregor, 1969). La cabeza ve hacia la derecha y tiene un pico curvo entreabierto, ojo redondo, cabeza calva y cinco prominencias en la cabeza; su actitud es de agresividad. El tórax de la mariposa, inclinado un poco a la izquierda, consta de cinco segmentos. Del primero emerge un par de patas que son más bien brazos pues están encarnados para indicar el carácter humanizado de la diosa y al centro se ve un pectoral de oro, metal valioso asociado al fuego, mientras que en el cuello se encuentra un collar de 12 cuentas, que simboliza riqueza, el cual se encuentra desatado y se desliza, lo que significa pérdida y derrota.

Las dos alas derechas de la mariposa no muestran la parte interna, como sería de esperarse por la posición de la figura, sino la externa. En cada una se observa un disco atravesado por una línea, lo que indica el párpado del ojo; ésta es una convención para representar estrellas: los ojos de la noche, que junto con los de las otras dos alas suman cuatro, lo que da el nombre común de “cuatro espejos” a esta mariposa nocturna.

El artista unió los elementos de dos animales muy distintos para comunicar los rasgos simbólicos más significativos de la diosa. La lápida era venerada y los ministros encargados de su culto se apoyaban en sus elementos iconográficos para recitar las extensas oraciones dedicadas a la diosa. El artista eligió al buitre para la cabeza de Itzpapálotl porque sus atributos de vejez y antigüedad se adaptan a esta diosa guerrera y agresiva. El pectoral denota poder y fuego, ya que la diosa era una cacica poderosa cuyo cuerpo fue quemado. Sus alas de mariposa y las estrellas muestran su carácter astral y nocturno.

 

Carmen Aguilera. Maestra en historia del arte por la UIA. Doctora en historia por la UNAM. Investigadora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1985.

 

Aguilera, Carmen, “La lápida de Itzpapálotl. Obra de arte matlatzinca”, Arqueología Mexicana núm. 93, pp. 16-17.

 

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