Gary M. Feinman, Linda Nicholas
Las unidades domésticas prehispánicas de Oaxaca, como Ejutla y El Palmillo, no sólo eran autosuficientes sino que producían una gran variedad de productos para el intercambio. Estas transacciones se integraron a complejas redes económicas y sociopolíticas, las cuales se ocupaban de la distribución e intercambio dentro de las mismas comunidades y entre ellas.
La concha fue un material muy apreciado en tiempos prehispánicos; en Mesoamérica se utilizó para hacer ornamentos diversos, se comerciaba entre regiones distantes y tuvo un valor simbólico. La concha marina es poco frecuente en los sitios antiguos del altiplano oaxaqueño, debido a la distancia que separa esta zona de la costa y a su gran valor. Imaginen nuestra sorpresa, al descubrir grandes cantidades de desperdicio de concha en algunas parcelas de pueblos contemporáneos, durante nuestra exploración arqueológica en el extremo sur del valle de Oaxaca, en el verano de 1984.
Por entonces, sabíamos que Ejutla de Crespo era uno de los asentamientos prehispánicos más grandes en el Valle de Ejutla. En el centro de esta población aún pueden verse más de media docena de montículos de tierra, sobre los cuales se construyeron casas modernas. Lo realmente inesperado, sin embargo, fue la existencia de concentraciones de fragmentos de concha mezclados con tepalcates y fragmentos de navajas de obsidiana.
Este descubrimiento nos planteó una serie de interrogantes acerca de la economía oaxaqueña antigua y nos llevó a la excavación de dos sitios muy diferentes del periodo Clásico (200-800 d.C.) en los Valles Centrales de Oaxaca: el sitio de Ejutla, en la zona aluvial al sur, y El Palmillo, situado sobre un cerro en la parte seca al oriente. Ambos sitios son casi contemporáneos de las últimas construcciones de Monte Albán, capital del valle.
Trabajo en concha y producción de cerámica en Ejutla
Durante nuestros trabajo en Ejutla excavamos una casa del periodo Clásico, basureros asociados a ella y otros elementos culturales. En la casa encontramos bajo el piso una pequeña tumba donde yacían cuatro individuos. Otros indicadores incluían un área en la que probablemente se cocinaba, con un pequeño fogón y restos de comida. En los basureros aledaños se encontraron desperdicios domésticos mezclados con más de 20 000 fragmentos de concha marina, muchos de los cuales estaban cortados, pulidos o modificados de alguna forma. Eran frecuentes los objetos rotos o a medio hacer, y hallamos muy pocos objetos terminados. La mayor parte de estos objetos son de concha del Pacífico, incluidos los de Spondylus, Strombus y Pinctada, empleados con frecuencia en ornamentos mesoamericanos prehispánicos.
Los ornamentos de concha de Ejutla más frecuentes fueron pequeñas placas de madreperla nacarada (Pinctada mazatlanica) de formas rectangular, trapezoidal y triangular; las piezas mejor terminadas debieron haberse usado en incrustaciones de mosaicos, como piezas cosidas a tela o para hacer cuentas tubulares luego de perforarse. Otros ornamentos son discos circulares de concha y gran variedad de cuentas y pendientes. Algunos discos estaban perforados para ensartarlos con cuentas y pendientes, y pocos estaban completamente terminados.
Traducción: Elisa Ramírez
Feinman, Gary M., y Linda Nicholas, “La producción artesanal en Oaxaca”, Arqueología Mexicana núm. 80, pp. 36-43.
• Gary M. Feinman. Doctor por la Universidad de Nueva York. Titular de antropología y curador de antropología mesoamericana en el Museo Field de Chicago. Especialista en arqueología mesoamericana.
• Linda M. Nicholas. Maestra por la Universidad Estatal de Arizona, Tempe. Curadora adjunta de antropología en el Museo Field de Chicago. Especialista en arqueología mesoamericana.
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