Por toda su historia y presencia actual, la región chinampera fue declarada Zona Típica y Pintoresca en 1936; Zona de Monumentos Históricos en 1986; Zona Patrimonial Mundial en 1987 (UNESCO); Área Natural Protegida Ejidos de Xochimilco y Atlapulco (Ciudad de México, 1992). El Sistema Lacustre de Xochimilco y Atlapulco es un humedal de importancia internacional (Convenio RAMSAR, 2004) y además un Sitio Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM, FAO, 2017).
Plagas
Frente a dicho pasado y presente del sistema chinampero, han surgido muchas pequeñas y grandes amenazas, descritas tanto por investigaciones universitarias como por los propios colectivos chinamperos, al hacer un mapa participativo, como el muy reciente “Amenazas a la chinampería en el humedal de Xochimilco (2023)”, elaborado por la Sociedad Cooperativa Chinampayolo y el Colectivo Chinampa San Sebastián, compilado por Célic Sánchez y Mariana Benítez, diseñado por Luis Guillermo García Jácome, Lancis, Instituto de Ecología, UNAM.
Ahí se enumeran algunas de las amenazas antiguas y actuales: invasión del lirio acuático, peces exóticos depredadores, “nacimientos” de agua cubiertos por asfalto o por azolve, descarga de aguas negras y solventes químicos, invernaderos de plantas ornamentales con uso indiscriminado de agroquímicos, cegado y cierre de canales, tiraderos de cascajo, asentamientos irregulares, sets de grabación cinematográfica que dejan basuras diversas, basureros al aire libre, salinización e inundación de chinampas y chinampas convertidas en campos de futbol rápido.
Imagen: Variedades de maíz chinampero. Foto: Arturo Argueta.
Arturo Argueta. Doctor en ciencias (biología). Investigador de tiempo completo en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), UNAM. Temas de trabajo: relaciones sociedad - naturaleza, sistemas de saberes indígenas y diálogo de saberes.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Argueta, Arturo, “ Las comunidades chinamperas y la Escuela Chinampera”, Arqueología Mexicana, núm. 184, pp. 64-67.