Las redes sociales, políticas y económicas en la costa sur del Golfo

Stacey Symonds, Felipe Ramírez

Los olmecas de San Lorenzo no sólo desarrollaron una gran ciudad con una población extensa y organizada que logró cubrir sus necesidades de subsistencia y de productos especializados para la elite, también llegaron a controlar una red de interacciones y proveedores mucho más allá de su área inmediata. Los gobernantes de San Lorenzo, por medio de rutas acuáticas y terrestres, difundieron todo un sistema de interacción social, económica y ritual como ningún otro grupo humano en Mesoamérica hasta entonces.

 

Hasta hoy no se sabe de otro grupo mesoamericano que alcanzara la complejidad de la sociedad olmeca de San Lorenzo entre 1800 y 1000 a.C. Era entonces la única población que presentaba una gran extensión (casi 800 hectáreas) y población (12 000 habitantes), escultura en piedra y arquitectura monumental, abundancia de materiales importados y producción artesanal especializada. Esta comunidad tenía marcadas diferencias sociales; un grupo en la cima de la organización social y política controló el poder por medio de un gobernante y su séquito, así como las actividades políticas, económicas e ideológicas en la región. A través de las rutas de intercambio expandió su visión del mundo a una buena parte de Mesoamérica.

 

Conformación sociopolítica

El surgimiento de las elites olmecas está plasmado en los monumentos llamados tronos y en las cabezas colosales. Los primeros hacen clara alusión a una casta de gobernantes, y los segundos, aparentemente al gobernante mismo. El tamaño de los tronos refleja la importancia y la posición del asentamiento en la jerarquía regional, en cuyo centro se hallaba San Lorenzo. La forma de organización del gobierno olmeca se fundamentó en una estructura en que la distancia genealógica a un ancestro mítico fue un factor de definición en el escalafón del parentesco, lo cual implicó una jerarquización de los linajes a partir de esa premisa. Por lo anterior, había grupos de filiación aristocrática, seguidos por linajes de segundo, tercer o menor orden, subordinados por su distancia genealógica. Este aspecto conformó la estructura política de la sociedad olmeca, la cual, junto con la explotación de recursos, dieron forma al patrón de asentamiento en las llanuras costeras de la cuenca baja del río Coatzacoalcos.

La agrupación de sitios en esta cuenca y alrededor de San Lorenzo se relacionó con el aprovechamiento y control de dos características del medio ambiente: 1) la explotación de las llanuras pantanosas y otras áreas para la obtención de recursos acuáticos, y 2) el aprovechamiento de un asentamiento lineal paralelo a las vías fluviales cuya prioridad fue la comunicación y el transporte. Con las redes de intercambio fluviales y con las conexiones terrestres los olmecas aseguraron la obtención y mantenimiento del flujo de alimentos, además de otro tipo de bienes necesarios como la obsidiana y los objetos de lujo; con ello afianzaron interacciones sociales, económicas y rituales mediante las cuales compartieron e impusieron su supremacía ideológica en toda la cuenca baja, para luego expandirla hacia otras regiones de Mesoamérica.

En torno a San Lorenzo, la cantidad y el tipo de poblaciones de segundo, tercer o demás órdenes, según su importancia, indican explotación de recursos de subsistencia intensa y sin paralelo. Esto podría implicar la producción para la exportación y una base de crecimiento para los moradores de San Lorenzo que controlaron los derechos sobre esos terrenos. El acceso limitado a la producción y a la obtención de recursos, así como a su distribución, fue un factor importante en la adquisición, mantenimiento y control del poder en San Lorenzo.

Con la creciente importancia de San Lorenzo durante el Preclásico Temprano, su red de interacción se expandió a lo largo de rutas de transporte. La naturaleza de la jerarquía de los asentamientos sugiere muy plausiblemente que San Lorenzo delegó las funciones de control en los sitios fundados estratégicamente, cuya posición subalterna se fundamenta en las evidencias que tenemos sobre el establecimiento de jerarquías de parentesco en esos lugares, como ya se apuntó antes. El grupo de personas allegadas al poder asumió las tareas de administrar los recursos que se redistribuyeron en la cuenca baja del Coatzacoalcos, y se encargó del transporte y de las redes de comunicación para mover los bienes y personas a lo largo de la región. De igual forma, reguló la intensa producción artesanal, sobre todo de los sitios grandes. Hay ejemplos de la administración de recursos tanto en el área cercana a San Lorenzo como más allá, así como los casos concretos que ayudan a elucidar las redes creadas y controladas por San Lorenzo.

Durante el apogeo de San Lorenzo no sólo se incrementó la población, también se hicieron más complejos los sitios y la red de asentamientos. San Lorenzo, desde su posición como eje central, dominó un sistema de asentamiento con seis diferentes tipos de sitios de menor rango. Por lo anterior, la concentración de poblaciones en el área circunvecina inmediata atestigua la profundidad y la complejidad del poder de San Lorenzo como centro regional.

Aparentemente, los principios que guiaron la fundación del centro primario de San Lorenzo giraron alrededor de su posición estratégica en el entorno regional. Tomando como base la posición de San Lorenzo, los asentamientos tendieron a seguir las rutas de transporte y comunicación. La isla sobre la cual está asentado San Lorenzo se ubica en la cabeza de la llanura deltaica del río Coatzacoalcos. Para poder manejar y controlar esa amplia red de comunicación, San Lorenzo no sólo necesitó fomentar relaciones con otros sitios a lo largo del sistema, sino también elaborar la infraestructura necesaria para llevarlo a cabo. Un centro secundario al sur de la isla de San Lorenzo llamado Loma del Zapote cuenta con claros ejemplos de dicha infraestructura. Este sitio, que abarca un área de 500 ha, tiene muelles, terraplenes y puertos que facilitaron el enlace entre redes acuáticas y terrestres de norte a sur en el portezuelo de Las Camelias.

San Lorenzo aprovechó su posición idónea para llevar a cabo la expansión de su hinterland (área de recursos), suministrando y manteniendo el flujo de víveres por medio de las redes fluviales y terrestres y aprovechando éstas para propagar su ideología. Los sistemas fluviales fueron corredores naturales y formaron la base para el desarrollo político y económico. Sin embargo, ese desarrollo no fue igualitario en toda la región. A partir de un proceso dinámico, cada entidad del marco geográfico funcionó independientemente, dentro de un sistema cuya estratificación se basó en el acceso restringido a bienes y su distribución y manejo a lo largo del tiempo y el espacio. Lo anterior se ve reflejado en el siguiente apartado.

 

• Stacey Symonds. Doctora en antropología por la Universidad de Vanderbilt. Especialista en arqueología olmeca y maya. Colaboradora del Proyecto Arqueológico San Lorenzo Tenochtitlán. Presidenta del Patronato del Museo Nacional de Antropología.

• Felipe Ramírez. Doctor en estudios mesoamericanos. Especialista en las culturas arqueológicas del Preclásico. Director del Proyecto Arqueológico Cuicuilco. Profesor-investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH.

 

Symonds, Stacey, Felipe Ramírez, “Las redes sociales, políticas y económicas en la costa sur del Golfo”, Arqueología Mexicana núm. 150, pp. 58-63.

 

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