Eduardo Matos Moctezuma
Cortés continúa adelante con sus navíos y en términos generales fue recibido por los mayas en plan beligerante, quienes combatieron contra los españoles o abandonaron sus poblados cuando llegaban los peninsulares. Al arribar a Centla, Tabasco, se va a entablar una fuerte batalla donde entraron en acción los caballos, definiéndose así la victoria para los españoles. Hubo bajas por ambos bandos pero la peor parte la llevaron los indígenas del lugar. Después de esta derrota, fueron a visitar a Cortés y su gente varios caciques de la región que llevaban obsequios de diferente tipo, pero muy especialmente 20 mujeres entre las que se encontraba Malintzin, mujer muy preparada que había sido hija de caciques y hablaba tanto el maya como el náhuatl. Dice Bernal que “doña Marina sabía la lengua de Guazacualco, que es la propia de México [náhuatl], y sabía la de Tabasco, como Jerónimo de Aguilar sabía la de Yucatán y Tabasco, que es toda una [maya]” (Díaz del Castillo, 2014, p. 135). Bernal no para en elogios acerca de ella y dice:
“…desde su niñez fue gran señora y cacica de pueblos y vasallos… que su padre y madre eran señores y caciques de un pueblo que se dice Painalá y tenía otros pueblos sujetos a él, obra de ocho leguas de la villa de Guazacualco” (Díaz del Castillo, 2014, p. 134).
Al morir su padre, la madre se casó y fue así como en un momento dado entregaron a la niña a gentes de Xicalango y éstos, a su vez, la entregaron a indios de Tabasco y éstos la dieron a Cortés. Más adelante agrega el cronista soldado:
“Y como doña Marina en todas las guerras de la Nueva España y Tascala y México fue tan ecelente mujer y de buena lengua, como adelante diré, a esta causa la traía siempre Cortés consigo” (Díaz del Castillo, 2014, p. 134).
Aquí quiero abrir un paréntesis para explicar algo: el término que aún hoy día usamos de “malinchista” proviene del nombre de esta mujer y se refiere a aquellos que prefieren lo extranjero a lo nacional. Grave error. Malinche no fue traidora, pues no era mexica o azteca, sino de un pueblo cercano a Coatzacualco, por lo que su actitud era, por el contrario, el de defender a su pueblo de la expansión de Moctezuma. Otro tanto ocurre con el apoyo de totonacas, tlaxcaltecas y otros grupos indígenas a Cortés y sus gentes, pues querían liberarse y no padecer el acoso del mexica. Son esas cosas que se han quedado en la historia sin mayor análisis y que perduran en el tiempo. Estas efemérides vienen a cuento para enderezar entuertos.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
Matos Moctezuma, Eduardo, “Malintzin, Malinche y malinchismo”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 93, pp. 22-23.