A principios del siglo XVI todas las estructuras hidráulicas del lago de México pertenecían al señorío tenochca y muchas de ellas estaban incorporadas a su traza urbana. Éste es un aspecto muy importante que debe analizarse, ya que en los documentos históricos se menciona que varias de las obras fueron construidas antes de la hegemonía mexica. La "calzada" del Tepeyac, según los Anales de Tlatelolco y el Códice en Cruz, terminó de construirse en 1429; para la de Tenayuca se manejan fechas de fina les del siglo XIII y principios del XIV; a la de Nonoalco también se le da una cronología muy temprana, del siglo XIV. Para las obras de Tenochtitlan, Durán aporta dos fechas: de la de Iztapalapa, construida a la caída de Azcapotzalco, menciona 1432; en cuanto a la de Tacuba y su ramal a Chapultepec, sobre la cual se construyó un acueducto a cargo del gobernante texcocano Nezahualcóyotl, señala 1466, aunque hay una fecha anterior a 1426, durante el gobierno de Chimalpopoca. En relación con el dique de Nezahualcoyotl, se construyó en dos fases.
Con base en lo anterior, pueden hacerse algunos planteamientos:
1) Si se toma en cuenta su localización geográfica y el momento en que se edificaron, con excepción de la calzada de Iztapalapa, se puede concluir que debieron hacerse con mano de obra tlatelolca o tenochca.
2) Si se considera que las calzadas fueron construidas antes de la caída del señorío tepaneca y en su territorio, su edificación debió estar dirigida por tepanecas, en su papel de grupo rector.
3) En relación con la función primaria que debieron cumplir, las calzadas de tierra (Tenayuca, Nonoalco y Tacuba) -por sus características y su construcción previa a 1432- permiten suponer que con ellas se señalaban los "derechos de agua" de las localidades que unían, fueran dominios tepanecas o pueblos subyugados, entre otros. Esta hipótesis es aceptable si se considera que estos pueblos tenían bien demarcadas sus fronteras, por lo cual no sería extraño que sus "derechos de agua", con la consiguiente explotación de sus recursos, también lo fueran, las calzadas y diques, desde los islotes hasta diversas localidades ribereñas, subdividían el lago en varias partes, delimitando las zonas de "derechos de agua" de los pobladores isleños y, particularmente, las de los ribereños que, con seguridad, basaban parte de su economía en las actividades de caza, pesca y recolección de recursos lacustres, entre ellos uno de los productos prehispánicos más valiosos, la sal. Por otro lado, las obras más consistentes, como las "calzadas" de Tepeyac e Iztapalapa y los diques de Nezahualcóyotl y Ahuízotl, ubicadas de frente al embate de las aguas del sector oriente del lago de Texcoco, señalan, indudablemente, su función primaria como dique.
Tomado de Margarita Carballal Statedtler, María Flores Hernández, “Elementos hidráulicos en el lago de México-Texcoco en el Posclásico”, Arqueología Mexicana núm. 68, pp. 28-33.
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