Plumas y aves en los documentos pictográficos y en las fuentes escritas en el siglo XVI

Pascal Mongne

Las fuentes documentales

Aunque un gran número de objetos hechos con plumas atravesaron el océano Atlántico durante los años subsiguientes a la conquista, desgraciadamente muy pocos de ellos se conservan hasta nuestros días. De igual manera, la información sobre el trabajo de la pluma –a excepción de las representaciones en escultura y en pintura mural– se debe buscar en los numerosos documentos pictográficos tradicionales y en las crónicas de los misioneros. Entre ellos, dos fuentes principales se encuentran a nuestra disposición: el Códice Mendoza y el Códice Florentino.

Las aves del arte plumario mexica

El Códice Florentino, impresionante tratado elaborado entre 1540 y 1585 por el franciscano Bernardino de Sahagún (ilustrado con más de 2 400 viñetas), puede ser considerado el primer compendio etnográfico del mundo mexica. Así, en el libro XI, consagrado a la historia natural, se reúnen aproximadamente 200 entradas relativas a la fauna aviaria, y entre ellas se encuentran 125 nombres de pájaros (XI-2). Si la identificación se dificulta debido a la imprecisión de alrededor de 140 viñetas, el texto sigue siendo la principal fuente ornitológica para esta región de América en el siglo XVI. Sabemos que no menos de 1 500 especies de pájaros se encuentran entre la mitad sur de México y el norte de América Central. A pesar de esta cifra enorme, y paradójicamente contrario a la importancia del arte plumario en el mundo azteca, pocas especies parecen haber sido utilizadas por los amantecas, los famosos artesanos mexicas de las plumas.

Las plumas y su representación en las fuentes iconográficas

Materia prima de un arte refinado, la pluma fue objeto de una demanda importante de parte de los amantecas. Miles de atados de plumas provenientes de regiones lejanas llegaron a los talleres por medio de las redes comerciales (pochtecas) o bien como tributo. El Códice Mendoza, elaborado hacia 1541, aporta valiosa información. La segunda parte del códice (copia de un manuscrito más antiguo: la Matrícula de Tributos) es un registro de tributos pagados por las 38 provincias del imperio mexica. En cada página dedicada a una provincia tributaria se muestran productos manufacturados o materias primas. En el impresionante inventario figuran alrededor de 30 000 atados de plumas, de diversos tamaños, de cotinga, guacamaya roja, periquito azteca, oropéndola y, rara vez, del famoso quetzal (ave, sin embargo, omnipresente en las representaciones de penachos de plumas).

Plumas y técnicas plumarias en las fuentes

El libro IX del Códice Florentino, dedicado a los comerciantes y artesanos, nos proporciona información valiosa sobre las técnicas y la organización de los amantecas, artesanos de la pluma. Éstos eran muy estimados por la nobleza (que también aprendía esta práctica) y, protegidos por el gobernante, residían en el palacio y se dedicaban a elaborar la parafernalia de las divinidades (tecpan amantecas) o la del propio gobernante (calpixcan amantecas). Los artesanos plumarios privados (calla amantecas) elaboraban además, entre otras cosas, la parafernalia para los rituales y para la guerra.

 

Pascal Mongne. Historiador del arte, se dedica al estudio de las colecciones americanas de Francia, a la imagen europea de las Américas y a la cuestión de las falsificaciones en el arte precolombino. Trabaja igualmente sobre el arte de la pluma. Dio cursos en la Universidad de París I y colaboró en la creación del Museo del Quai Branly. Imparte clases en la Escuela del Louvre de París.

Mongne, Pascal, “Plumas y aves en los documentos pictográficos y en las fuentes escritas en el siglo XVI”, Arqueología Mexicana, núm. 159, pp. 42-48.

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