Adrián Velázquez Castro
La arqueología experimental permite conocer la manera en que un objeto fue producido mediante el análisis de sus rasgos y la imitación de procedimientos e instrumentos similares a los empleados en la antigüedad. La producción de los objetos de concha localizados en el templo mayor fue esclarecido bajo esas premisas –para lo cual se han realizado más de 500 experimentos de distintos tipos– y sus resultados permiten una visión de un proceso complejo, que debió estar a cargo de especialistas de tiempo completo.
El conocimiento de la producción de muchos de los materiales considerados preciosos por las sociedades del México prehispánico es sin duda un tema difícil de abordar. Éste es el caso de las conchas de moluscos, lo cual se debe en gran medida a que la mayor parte de los objetos elaborados con este material se han encontrado ya terminados, en contextos arqueológicos rituales, como parte de ajuares funerarios o bien de ofrendas enterradas en los edificios de los centros ceremoniales. En la mayoría de los casos se carece de evidencias de las que se puedan inferir los procesos de manufactura, que son principalmente las piezas descartadas por fallas o defectos y las herramientas ya agotadas.
Para superar esta carencia de información, desde 1997 se han desarrollado en el Museo del Templo Mayor dos proyectos de arqueología experimental. El llamado “Arqueología experimental en materiales conquiológicos” tiene como objetivo conocer cuáles fueron las técnicas con las que se elaboraron las piezas de concha localizadas en el interior de las ofrendas enterradas en el principal edificio de culto de Tenochtitlan y sus estructuras aledañas; el de “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del México prehispánico” se ocupa de otras regiones y periodos del México prehispánico.
Arqueología experimental y técnicas de manufactura
La arqueología experimental parte del supuesto de que, en vista de que en las sociedades humanas todas las actividades se encuentran sujetas a normas, los artefactos son usados o producidos de acuerdo a esquemas determinados, que les proporcionan características específicas. Esto implica que al elaborar o utilizar objetos similares, siguiendo los patrones antiguos, deben presentarse las mismas características encontradas en los objetos arqueológicos. Así pues, se supone que el empleo de una herramienta particular, hecha de un determinado material, usada de una manera específica y bajo ciertas condiciones, dejará rasgos definidos y diferenciables. Ello da la posibilidad de acercarse a las tecnologías antiguas imitando las transformaciones hechas antaño, con los procedimientos e instrumentos empleados entonces. Las similitudes o diferencias entre los rasgos de las modificaciones experimentales y los del material arqueológico son las evidencias que ayudarán a descartar algunas hipótesis y a proponer otras.
En el caso de los proyectos del Museo del Templo Mayor, el estudio de las huellas dejadas por las distintas herramientas y los materiales, y su comparación con los rasgos de los materiales arqueológicos, ha permitido inferir las técnicas utilizadas por distintas sociedades del México prehispánico. Ello se ha hecho a simple vista o con la ayuda de microscopía estereoscópica de bajas amplificaciones (10 a 63 aumentos) y de microscopía electrónica de barrido, con la que ha podido llegarse hasta los 1 000 aumentos. Con esta última técnica se ha logrado mayor precisión en los análisis, ya que es idónea para el estudio de las características superficiales de los materiales.
Velázquez Castro, Adrián, “Producción de objetos de concha en el Templo Mayor”, Arqueología Mexicana núm. 80, pp. 44-48.
• Adrián Velázquez Castro. Licenciado en arqueología y maestro en historia y etnohistoria por la ENAH. Doctor en antropología por la UNAM. Investigador del Museo del Templo Mayor, donde realiza investigaciones sobre materiales arqueológicos de concha.
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