Mary Miller
Desde su descubrimiento, en 1946, los murales de Bonampak, Chiapas, han llamado la atención de los investigadores por su estado de conservación y temática iconográfica. A partir de entonces han sido sujetos a diferentes programas de reconstrucción, entre los que destacan los recientes trabajos del Proyecto de Documentación de Bonampak.
El conjunto mural antiguo más completo y relevante de toda América se encuentra en Bonampak. en la densa selva chiapaneca. La primera noticia que se tuvo de los murales fue en 1946, cuando un lacandón de la región llevó a unos forasteros a visitar las ruinas de un pequeño templo. Aunque hay evidencia de que hubo elaboradas pinturas en otros edificios de Chiapas, es notable que sólo se hayan conservado intactas en la Estructura 1 de Bonampak, edificio del Clásico maya. En sus tres cuartos con pinturas, realizadas aproximadamente en 800 d.C., se ve a los antiguos mayas al final de su esplendor, participando en escenas rituales en la corte o en sacrificios humanos, portando elegantes atuendos y despojando de sus ropas a los cautivos, reconociendo a nobles extranjeros o recibiendo abundantes tributos.
En cuanto el mundo tuvo noticia del descubrimiento, arqueólogos, pintores e interesados en los antiguos mayas enfocaron su atención sobre las ricas y coloridas imágenes. ¿Qué se relataba en los murales?, ¿quiénes eran los autores de tan complejas obras? A lo largo de los años estas pinturas casi nunca han sido estudiadas a partir de los "originales'', sino que se les ha investigado a través de las copias modernas que se han hecho de ellas. Al momento de su descubrimiento estaban cubiertas por incrustaciones blancas y se encontraban en una bóveda alta y angosta -4.3 m de altura por 2.5 en su parte más ancha-, lo que dificultó realizar fotografías convencionales de las pinturas. Trabajar sólo con copias ha representado problemas y ha impuesto límites a los historiadores de arte, aunque, paradójicamente, ofrece ventajas pues ha permitido utilizar las pinturas como viñetas históricas o elementos de texto e iconografía. Para entender Bonampak es necesario comprender también la historia del registro de sus pinturas.
El registro de las pinturas
Los ilustradores arqueológicos Antonio Tejeda – guatemalteco que trabajó para el Instituto Carnegie de Washington- y Agustín Villagra - mexicano que laboró para el INAH- hicieron valiosas copias, entre 1947 y 1948, en condiciones muy difíciles. Para copiar los datos tan exactamente como les fuera posible, los artistas dibujaron una cuadrícula directamente sobre las paredes pintadas, práctica que continuó por muchos años. Una fotografía de los trabajos de esa época revela que Tejeda hizo de su copia un dibujo continuo. Experimentados en interpretar el arte mesoamericano, ambos copistas obtuvieron un trabajo de notable exactitud, si bien omitieron detalles confusos o problemáticos: es decir, sus pecados son más bien de omisión que de intención. A la fecha, sus imágenes son aún las más difundidas.
Cuando se preparaba la Sala Maya del nuevo Museo Nacional de Antropología, el INAH comisionó a la guatemalteca Rina Lazo para que pintara una nueva copia de los murales en la réplica del edificio que se encuentra en el jardín del museo. En 1963, Lazo pasó un mes en Bonampak haciendo calcas directas de las pinturas. Utilizando sus propias calcas y las excelentes transparencias tomadas por Hans Ritter, Lazo completó su reconstrucción en 1964. Así, descubrió muchos detalles de los trajes y ornamentos y solucionó el problema que representaban las figuras de la bóveda superior oeste del Cuarto 3.
Traducción: Elisa Ramírez
Mary Miller. Catedrática de historia del arte en la Universidad de Yale, en la que dirige el Saybrook College. Autora de varios libros sobre arte prehispánico de México.
Miller, Mary, “Reconstrucción de los murales de Bonampak”, Arqueología Mexicana núm. 55, pp. 44-54.
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