El torcimiento del cuerpo podía simbolizar desorden sexual. Al centro se observa un tlamacazqui, “sacerdote”, con cuerpo contorsionado. Su máxtlal, taparrabo, puede interpretarse de dos maneras: la prenda remata en una larga cola de coralillo rojo o la erección del pene hace que su miembro se convierta en una serpiente. La serpiente está asociada con las representaciones de los adúlteros contenidas en los códices Borbónico (p. 17) y Cospi (pp. 2, 3). Códice Borgia, p 59.
Tomado de Miriam López Hernández y Jaime Echeverría García, “Transgresiones sexuales en el México antiguo”, Arqueología Mexicana núm. 104, pp. 65-69.
Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar:
http://raices.com.mx/tienda/revistas-la-sexualidad-en-mesoamerica-AM104