Gran parte del instrumental musical prehispánico se conformó paralelamente a la construcción de los primeros centros ceremoniales. De manera simultánea al desarrollo de la cerámica, se fabricaron silbatos y flautas con pequeños orificios, lo que indica que ya se conocían instrumentos similares hechos con materiales vegetales en épocas anteriores. Entre los hallazgos funerarios de Tlatilco, estado de México, se encuentran trompetas de caracol, lo que indica que había amplias redes de comercio. Al tratarse de instrumentos para llamar, cuyo sonido vibrante se escuchaba a largas distancias, tenían una gran importancia en el culto. Las figurillas de Tlatilco representan músicos con sonajas, tambores y flautas, lo que muestra la complejidad de las actividades musicales durante el Preclásico Medio. Los vasos silbadores pertenecen al grupo de los fascinantes instrumentos de Tlatilco. Rellenadas con agua, estas vasijas sonaban sólo con el movimiento sin que hubiera necesidad de soplarles, por lo cual se les atribuía una función ritual. La fabricación de flautas en forma de aves, felinos, culebras y otros animales también sugiere un uso ritual, ya que frecuentemente éstos eran considerados como manifestaciones de seres divinos.
Tomado de Arnd Adje Both, “La música prehispánica. Sonidos rituales a lo largo de la historia”, Arqueología Mexicana núm. 94, pp. 28 - 37.
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