"Qué tranza Octavio"
7 de mayo del año 2023, Ciudad de México
Acerca del volumen 180 de la revista Arqueología Mexicana con título “Depredación y canibalismo en Mesoamérica”. Una respuesta a los comentarios sobre la revista.
En respuesta a los comentarios agitados de los últimos días sobre el volumen 180 de la revista Arqueología Mexicana con título “Depredación y canibalismo en Mesoamérica”, como coordinador del tema, quisiera aclarar un par de cosas.
En la revista participan 8 autores, tanto mexicanos como académicos de otros países. Hemos abordado el tema del “consumo de un ser humano” desde varias disciplinas de las ciencias sociales, con el fin de diversificar los datos (y de esta manera, no limitarnos a las polémicas fuentes históricas del siglo XVI). Así, presentamos información tanto prehispánica, como colonial, como del mundo contemporáneo. Queda claro que en nuestros tiempos ya no se lleva a cabo esta práctica, sin embargo, el tema de la deglución está aún presente en muchos relatos indígenas en México, como, por cierto, en cualquier otra cultura (véase por ejemplo, para Europa del siglo XIV hasta el XVIII, los relatos originales -no las versiones censuradas-de los Hermanos Grimm).
Cabe aclarar que de ninguna manera los autores (ni los editores de la revista) tenemos intenciones de descalificar o clasificar a las comunidades que, como mesoamericanistas, hemos estado estudiando. Se darán cuenta, para los y las que se esfuerzan de abrir la revista y no se quedan en juzgar nuestros estudios con base en el color y el encabezado de la revista, que en los textos no encontrarán juicios de valor de ningún tipo, como tampoco términos que se refieran a un nivel de desarrollo social (tema que no nos interesa porque académicamente no es relevante). Tampoco somos un grupo de personas que defiendan algún grupo social en especial. Ni los indígenas, ni los españoles reciben de nuestra parte un trato especial (aunque el enfoque acá está claramente en entender la percepción indígena. Nos interesa menos la opinión de los conquistadores). Si hay una intención de nosotros, eso sí, es de ampliar el conocimiento sobre las prácticas humanas.
Nos guste o no, el tema del sacrificio humano y la antropofagia son prácticas registradas a lo largo de la historia humana (no hablaremos acá de canibalismo entre las especies animales que sí existe), de todos los continentes y con distintos motivos en cada caso. Por lo tanto, lo estudiamos como cualquier otro fenómeno cultural, ni con más, ni con menos rigor que otros temas como la música, la danza, la arquitectura, el lenguaje, la ropa, la religión, etcétera. Dado que somos especialistas en las culturas mesoamericanas, nos enfocamos lógicamente en los seres humanos de esta parte del continente. Otros colegas estudian las prácticas de canibalismo en China, Congo, Francia o España, o donde sea que haya posibles datos sobre el tema (para que vean que no solamente se habla de México).
Ahora, ¿cuál es nuestra postura sobre estos temas con respecto a Mesoamérica? En primer lugar, las palabras “sacrificio”, “canibalismo” y “antropofagia” generan problemas (pero tenemos que darle un nombre a la cosa, si no, cómo vamos a dialogar y compartir lo que pensamos). Estas palabras no forman parte, como efectivamente algunas personas argumentan en las redes sociales, de los vocabularios indígenas. Para el náhuatl, tenemos las expresiones tlacanacacuani y tlacanacaqualiztli (comedores de carne humana o el acto de comer carne humana) (Cristóbal del Castillo, 2001: 98, 99, 106, 108). Cristóbal del Castillo escribió en náhuatl a finales del siglo XVI, así que no tenemos la certeza si existían estos términos durante la época prehispánica (y, anticipo, los detractores la usan entonces para decir que debe ser un invento colonial). A lo que voy acá, es que utilizar estos términos en lugar de canibalismo también generará discusión, además, se limita al náhuatl y no refiere a otros grupos de Mesoamérica que hablan lenguas de diversas familias lingüisticas). Otra opción es usar el término “cosmofagia”, como sugiero en mi texto, tal vez para quitarnos de la “mala espina” que provoca la palabra canibalismo en algunas personas. Aunque insistimos: solamente se refiere a un ser que devora otro ser, no debe de ser cosa del otro mundo. Pero no es así.
Aquí llegamos a un punto esencial (desde mi punto de vista). ¿Por qué los temas del sacrificio y del canibalismo son tan delicados para debatir? No hay espacio acá para abordar el tema de manera detallada. En primer lugar, porque en la mente colectiva forman parte de un discurso de descalificaciones, de racismo y de sentimientos de superioridad, y, de manera sensible, de identidad. Estas calificaciones tuvieron su inicio en la época colonial cuando según los frailes coloniales estas prácticas eran “actos del demonio”.
Cuando en el siglo XIX, los independentistas de México crearon el nuevo discurso sobre la identidad nacional, se decidió criticar a las imputaciones de los frailes y de los españoles en general, y declarar sus acusaciones como mentirosas y como un invento para justificar sus conquistas atroces. Es decir, lo que los soldados de Cortés habían visto con sus propios ojos, los sacrificios y el consumo del cuerpo, se convirtió en el siglo XIX en una mentira, en un contexto de crítica al sistema colonial española. Además, la tendencia evolucionista en el mundo académico de esta época muchas veces era racista: comer un ser humano era algo bárbaro. En un manual inglés del siglo XIX de antropología, se declara que comer al otro debe de provocar vergüenza en el que confiesa ser caníbal. Tanto la iglesia como los políticos y los académicos estigmatizaron entonces estas prácticas. Ser caníbal era y es vergonzoso.
Lamentablemente, esta percepción es la que aún hoy en día mantiene mucha gente. Como se trata de un acto vergonzoso, entonces es mejor no hablar sobre el tema, o aún mejor, simplemente negarlo. ¿Qué hay entonces de cierto del supuesto “invento” de los colonizadores? El que lee las fuentes tres veces de A a Z descubrirá la complejidad del pensamiento indígena, y se dará cuenta de que considerar que ellos inventaron los ritos descritos en el Códice Florentino es otorgar demasiado crédito a esos frailes.
Nosotros pretendemos abordar estos temas complejos desde otro punto de vista. No juzgamos, ni criticamos estas prácticas, ni los “aplaudimos”. En este sentido, no formamos parte de algunos “hispanistas” que continúan con su discurso colonizador. Al contrario, nuestras investigaciones se deben de ubicar en el ámbito descolonizador (literalmente nos “deshacemos” de la mentalidad colonial y pedimos respeto para todo tipo de manifestación cultural). Hacemos un análisis crítico del discurso colonial e independentista. Por cierto, los conquistadores nunca acusaron a los incas de canibalismo. ¿Por qué será? Probablemente porque no lo eran.
Cada vez más, tenemos buenas ediciones de las fuentes escritas en idiomas indígenas. Damos espacio a la lógica indígena, descalificada durante cientos de años. Hasta el día de hoy, temas como sacrificio y cosmofagia se mantienen capturados en el inconsciente colectivo, asociados al “pecado” y al “mal comportamiento”. Pero ¿qué es la devoración? Es establecer una relación, es incorporar, transformar, multiplicar y regenerar. Es humano y no humano. Es de los animales, de los dioses, de los muertos y de los objetos. Todos consumían y todos consumimos.
Estamos abiertos al diálogo con académicos y no académicos, todos apasionados. De la misma manera, estoy dispuesto a hacer un análisis de las fuentes históricas con ustedes para aclarar cómo llegamos a nuestras conclusiones. "Desvergonzamos el tema"¡
Un cordial saludo
Stan
Tomado de
https://www.facebook.com/yaoyotljaguar
7 de mayo de 2023
Stan Declercq. Arqueólogo por la ENAH con maestría y doctorado en estudios mesoamericanos por la UNAM. Posdoctorante en el posgrado de arqueología de la ENAH. Es autor del libro Cautivos del espejo de agua (INAH/Bonilla).