La ciudad de Yaxchilán, llamada en tiempos prehispánicos Pa’Chan, “Cielo Divino”, está en los márgenes del río Usumacinta. Los poblados cercanos, desde donde hay facilidades para visitarla, son Palenque, Chiapas, y Tenosique, Tabasco.
Alrededor del año 300 d.C., aprovechando su ubicación geográfica –lo que garantizó una defensa eficaz en caso de guerra– y los abundantes recursos naturales, los mayas fundaron una pequeña aldea que se convirtió en una ciudad que perduró hasta 850 d.C. En su época de auge, Yaxchilán se relacionó con otros lugares importantes de la región: Bonampak, Chiapas, y Tikal, Guatemala, son algunos de ellos.
Los edificios de Yaxchilán están dispuestos aprovechando la topografía y el sitio es reconocido por la calidad del labrado de estelas, dinteles y altares, algunos de los cuales tienen restos de policromía. En esos monumentos se esculpieron inscripciones glíficas, además de escenas ceremoniales en las que toman parte los gobernantes del lugar.
Yaxchilán tuvo, como otros sitios del área maya, una secuencia de reyes –con una interrupción en la que no hubo gobernante– que hicieron construir los edificios y ordenaron esculpir los monumentos que hoy se conocen. Durante el reinado de Pájaro Jaguar IV, de 752 a 768 d.C., se construyeron varios de los edificios que hoy son visibles.
Los edificios de Yaxchilán, de estilo arquitectónico Usumacinta, constan generalmente de dos plataformas sobre las que está una estructura de dos cuerpos y crestería; en el primer cuerpo están las puertas, de vano angosto, dintel con bajorrelieves y las galerías o cuartos; el segundo, que es la bóveda, se aprovechó como friso en el que generalmente se colocaban figuras zoomorfas o antropomorfas.
finalmente hay una crestería que sirvió para dar más altura a los edificios, que se construyeron usando los promontorios naturales como núcleo. Una particularidad de Yaxchilán son las estelas y los altares que se colocaron al frente de las construcciones. Esos monumentos, que en algunos casos son lisos y en otros tienen bajorrelieves, no corresponden cronológicamente con la época de construcción de los edificios, pues al parecer estelas y altares eran movidos de lugar continuamente.
Imagen: Edificio 33, Yaxchilán, Chiapas. Foto: Sergio Autrey Noriega / Raíces-
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Arqueología Mexicana, “Yaxchilán”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 58-63.