Hans Roskamp
Algunas fuentes que hablan de la conquista española de Michoacán muestran cómo diversas facciones y miembros de la nobleza indígena construyeron y adaptaron sus propias visiones del pasado con propósitos políticos, religiosos y económicos, reflejando y nutriendo una serie de intrigas y luchas por el poder y el prestigio.
Don Pedro y la Relación de Michoacán
En el Posclásico Tardío (1200-1521), mediante guerras y alianzas matrimoniales, el linaje tarasco de los uacúsecha (‘águilas’) logró construir un gran reino cuya extensión rebasaba los límites del actual estado de Michoacán y cuyos centros de poder se ubicaban alrededor del lago de Pátzcuaro. El último de los reyes prehispánicos fue el cazonci (“el que encabeza la casa noble”) Tzintzicha Tangaxoan, quien asumió el poder en 1520, en vísperas de la conquista española. Apenas una década después fue tomado prisionero, sometido a juicio, sentenciado y ejecutado por Nuño Beltrán de Guzmán, tras ser acusado de esconder tesoros, cometer sodomía, practicar la idolatría, asesinar españoles y afectar directamente los intereses político-económicos de los encomenderos. Su hermano adoptivo, Cuiniharangari, quien a menudo fungía como su lugarteniente, llegó a ser su sucesor como gobernador indígena de Michoacán entre 1530 y 1543. Al bautizarse, su nombre fue don Pedro Cuiniharangari, aunque en las fuentes disponibles también aparece como don Pedro Panza.
Como informante principal del franciscano fray Jerónimo de Alcalá, autor de la importante Relación de Michoacán (redactada entre 1539 y 1541), Cuiniharangari logró transmitir su propia versión histórica de la breve gestión de Tzintzicha Tangaxoan, quien gobernó durante el periodo de transición entre la época prehispánica y la Colonia. Nos describe cómo el cazonci enfrentó la llegada y las exigencias de los conquistadores españoles, así como los conflictos con varios nobles tarascos, que aprovechaban la coyuntura para intentar adquirir mayor estatus y poder.
Los “consejos” de timas
Se cuenta en la Relación de Michoacán que al momento de ser elegido como sucesor del recién fallecido rey Zuangua, Tzintzicha Tangaxoan, quien era el hijo mayor, pretendía compartir el poder con sus hermanos: Tirimarasco, Hatzinche y Cuini. No obstante, rápidamente abandonó esta idea cuando su consejo de ancianos le advirtió sobre los fuertes peligros que esto implicaría. Timas, el consejero más influyente, incluso logró que el cazonci mandara ejecutar a sus propios hermanos, al acusarlos de entablar relaciones con las mujeres del rey y pretender quitarle su trono.
Roskamp, Hans, “Las intrigas del gobernador tarasco don Pedro Cuiniharangari”, Arqueología Mexicana núm. 112, pp. 42-47.
• Hans Roskamp. Etnohistoriador por la Universidad de Leiden (Países Bajos). Profesor-investigador de El Colegio de Michoacán (México). Estudia las tradiciones históricas indígenas plasmadas en documentos pictográficos y alfabéticos de la época colonial.
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