Este es, no lo dude estimado lector, el primerísimo acercamiento a un tema rico y complejo: el papel de los insectos en la cultura de México, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Cuando nos propusimos dedicar una edición especial a esos numerosos y diversos seres pensamos en enfocarnos en su papel como alimento, en su incomparable potencial como fuente de nutrientes, pero pronto nos dimos cuenta que tal perspectiva no daba justa cuenta de la complejidad de la relación entre los hombres de la tierra con esa miríada de bichos.
Aunque existe una tendencia a insistir en su papel como alimento, no puede dejar de pensarse que al final más que imaginar maneras de tener una mejor relación con la naturaleza parece que seguimos a la caza de nichos a los cuales explotar sin cansancio. Más que como una potencial fuente inagotable de alimento, hay que verlos como un componente fundamental para el funcionamiento del ambiente, parte numerosa a la vez que diminuta de un engranaje que permite la existencia y reproducción de la vida común, pues son en su conjunto ejemplo de colaboración, de eficiente organización y de adaptación exitosa. Para los mesoamericanos eran parte esencial del arreglo del mundo.
Se les ve en mitos fundadores, son parte del arreglo del mundo, pertenecen y transitan entre varios ámbitos, si bien están esencialmente asociados a lo terrestre.
Una rápida aclaración: aunque el título de este especial se refiere sólo a insectos no incluye únicamente a miembros de esa clase de artrópodos, se refiere también a miriápodos y arácnidos. Si ésta, que es la clasificación científica, los distingue entre sí, en la perspectiva cultural se les ve como un grupo.
Así las cosas, decidimos hacer de este especial uno que diera cuenta de la amplitud del tema, en el que se mostrara para las especies más conspicuas los modos en que se les percibía, se les dotaba de significados y se les utilizaba. Por su propia naturaleza, la evidencia arqueológica sobre insectos es notoriamente escasa, aunque no faltan ejemplos en sitios con las condiciones ambientales propicias. Son también relativamente pocas las representaciones en escultura y cerámica, y en murales y códices son más abundantes, la mayor parte de ellas relativas a especies con atributos simbólicos. El lector se encontrará pues con ejemplos de la iconografía prehispánica, de la colonial temprana y de especímenes vivos. En cada caso esas imágenes van acompañadas de textos que explican las características de la especie, buena parte de ellas tomadas de la obra de nuestro querido maestro Leonardo Manrique. Llevan además descripciones procedentes de dos autores fundamentales para los asuntos sobre la naturaleza en la época prehispánica: fray Bernardino de Sahagún y Francisco Hernández. En ellas se ve no sólo el nivel de detalle que se tenía en el conocimiento de las características de las distintas especies sino los usos que se les daba y las cualidades que se les atribuían. Se denotan, además, los modos en que se les incorporaba en el sistema de creencias. En este sentido, no desmerecen las citas tomadas de la obra de nuestra tenaz colaboradora Elisa Ramírez, que reflejan el papel que los indígenas atribuyen a los insectos en el devenir del mundo, las más de las veces enraizado en antiguas concepciones. Cada que era el caso se indicó el uso comestible, más extendido de lo que normalmente se cree, según se ve en las páginas dedicadas a sintetizar el tema.
Insistimos, en modo alguno agotamos el tema, valdrá la pena plantear en el futuro ediciones para especies como las abejas, las mariposas o las hormigas, por mencionar algunas. Quedan fuera de esta edición otros aspectos generales, como el papel de los insectos en otras culturas, su importancia para la investigación arqueológica propiamente dicha, su lugar en el imaginario colectivo (en la música, en el cine, en el arte, en el habla, por dar algunos ejemplos). Por ello hemos decidido abrir un espacio en nuestra página web al tema, en el que se ofrecerán materiales relativos a esos y otros muchos temas.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.
Vela, Enrique (editor), “Presentación”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 8-10.