El estudio de los animales dentro de la imaginería mesoamericana es una tarea importante porque coadyuva a comprender las interacciones que tuvieron las antiguas sociedades indígenas con otros seres vivos y su medio ambiente. Sin embargo, a pesar de que pueden ser reconocibles un buen número de animales en los códices, en la pintura mural o en la cerámica, existen diversas especies que fueron representadas con una serie de rasgos o elementos icónicos que caracterizan a otros ejemplares.
El estudio de los animales dentro de la imaginería mesoamericana es una tarea importante porque coadyuva a comprender las interacciones que tuvieron las antiguas sociedades indígenas con otros seres vivos y su medio ambiente.
Independientemente de la clase, orden o clasificación a la que pertenezcan estos seres vivos, no es extraño observar en los códices prehispánicos imágenes de animales con ciertos trazos comunes. Por ejemplo, en el Códice Borgia existen representaciones de venados, conejos, perros y jaguares que comparten entre sí un tipo de “barba blanca” o pelo blanco alrededor de la mandíbula.
El contorno de este pelaje casi no varía entre dichos animales, aunque, desde luego, lo que los distingue es la forma que adquiere el cuerpo, la cabeza, las orejas y el color según el tratamiento que le dé el pintor. Sabemos que, en realidad, este pelo blanco lo tienen el jaguar, el venado y el conejo en la parte inferior del hocico; pero en los conejos y perros puede variar, según la subespecie de que se trate.
Por otro lado, existen imágenes de animales que fueron creadas a partir de componentes de distintas especies para llegar a conformar un ser sobrenatural o un animal fantástico. Tal es el caso de la serpiente de fuego, que aparece combinada con fauces del monstruo de la Tierra y cabeza serpentina, mientras que el cuerpo se forma de elementos trapezoidales alargados con extremidades provistas de enormes garras (Hermann, 2011, pp. 67-70).
Sin duda, los animales fantásticos ocupan un lugar importante en el pensamiento religioso mesoamericano, ya que los dioses pueden adquirir sus atributos debido a que comparten una naturaleza muy cercana.
Imagen: Animal relacionado con Tláloc, cubierto de espinas y probablemente de escamas. Códice Borgia, p. 20. Foto: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el Ciesas-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Hermann Lejarazu, Manuel A., “Sacrificio de animales para el dios de la lluvia”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 84-85.