Un hombre sentado sostiene en brazos a un infante de rostro fantástico. Se trata de un monumento, de 60 kg, tallado en piedra verde con diligencia y maestría. Es sin duda la pieza olmeca de este material de mayores proporciones localizada hasta ahora, que ha sido venerada en dos tiempos distintos.
Localizado 40 km al sur de San Lorenzo Tenochtitlán, la gran capital olmeca, Las Limas fue un sitio que tuvo ocupación hacia 1000 a C. Debió ser un asentamiento de importancia, pues cuenta con cerca de 900 montículos organizados en plazas y patios. La variedad de serpentina empleada en esta escultura fue probablemente llevada a territorio olmeca desde el Valle de Motagua, en el altiplano guatemalteco.
Es probable que el personaje adulto sea un sacerdote y que las incisiones sobre su cuerpo sean referencias sagradas; en los hombros y las rodillas se distinguen rostros, posiblemente de divinidades. El infante, cuyas piernas cuelgan inertes, pudiera representar una ofrenda, un sacrificio.
Por la composición de esta figura en el momento de su hallazgo fortuito por dos niños de la comunidad de Las Limas, en 1965, se le consideró la representación de una virgen con el niño dios en su regazo y se le colocó en un altar guadalupano. La multitud de fieles que atrajo esta “virgen de piedra verde” fue lo que alertó a las autoridades estatales sobre su existencia.
Señor de las Limas (Monumento 1) Preclasico Medio. Las Limas, Veracruz. Jadeíta. 55 x 42 cm. Museo de Antropología de Xalapa
Tomado de Museo de Antropología de Xalapa, Arqueología Mexicana, edición especial 22. Ficha de Maliyel Beverido Duhalt.