La meliponicultura maya en el Códice Trocortesiano
La importancia de la meliponicultura en la vida social maya prehispánica se refleja en estas hermosas láminas del Códice Madrid, que nos muestran los procesos técnicos del meliponicultivo normados e interconectados con el simbolismo religioso que se expresa en el ritual.
La producción de miel se inserta en la cosmovisión indígena. En los almanaques de las abejas sin aguijón se establecen los días propicios o desfavorables dentro del ciclo de 260 días, se reconoce a las deidades que participan y se describen los ritos asociados con el establecimiento de las colmenas, su limpieza, la amenaza de depredadores, la cosecha de la miel e incluso el fin del ciclo de la colmena.
Poblar colmenas
Cuando se inicia una nueva colmena se trasladan panales de cría, potes de alimento y una abeja que luego de ser fecundada se convertirá en reina; la colmena original se extrajo del tronco de un árbol en el monte, pero más adelante se pueden dividir colmenas para crear otras. Tras acomodar la colmena en el tronco ahuecado, el jobon, se clavan las tapas planas y circulares de madera o piedra en los orificios laterales, las cuales se sellan con tierra roja, kankab. La expresión yucateca que se utiliza para referirse a esta tarea es pak’ ukab.
Pak’ es un verbo que significa “construir” y por extensión se aplica a la actividad de “fundar pueblos” y, en sentido figurado a la de sembrar, así como a la de “poblar colmenas”. Construir casas y poblar son claramente análogos a la actividad humana de cultivar la Melipona beecheii y a la fabricación de la miel por las mismas.
En el almanaque de la banda b de las páginas 103 a 106 se presentan 13 series de 3 días kib, kaban y etz’nab, con distancias de 17 días, con lo cual se establece una secuencia de 13 x 20 (260 días). Kib significa cera y tiene el valor direccional del sur; kaban por su parte deriva del término kab, tierra, abeja o miel, y se relaciona con el este; etz’nab es el día de la “lanza afilada”, asociado al norte.