Pasados 600 años del nacimiento de los cuatro dioses hermanos e hijos de Tonacateuctli, se juntaron todos cuatro y dijeron que era bien que ordenasen lo que habían de hacer y la ley que habían de tener, y todos cometieron a Quetzalcóatl y a Huitzilopochtli que ellos dos lo ordenasen; y estos dos, por comisión y parecer de los otros dos, hicieron luego el fuego, y hecho, hicieron medio sol, el cual por no ser entero no relumbraba mucho sino poco.
Luego hicieron a un hombre y a una mujer; al hombre dijeron Oxomoco, y a ella Cipactónal. Y mandáronles que labrasen la tierra, y que ella hilase y tejiese, y que de ellos nacerían los macehuales, y que no holgasen sino que siempre trabajasen; y a ella le dieron los dioses ciertos granos de maíz, para que con ellos ella curase y usase de adivinanzas y hechicerías, y así lo usan hoy día a hacer las mujeres.
Luego hicieron los días y los partieron en meses, dando a cada mes 20 días, y así tenían 18, y 360 días en el año, como se dirá adelante. Hicieron luego a Mictlanteuctli y a Mictecacíhuatl, marido y mujer; y a éstos hicieron dioses del infierno y los pusieron en él.
Y luego crearon los cielos allende del treceno; e hicieron el agua, y en ella crearon a un pez grande que se dice Cipactli, que es como caimán, y de este pez hicieron la tierra, como se dirá. Y para crear al dios y diosa del agua, se juntaron todos cuatro dioses e hicieron a Tlalocateuctli y a su mujer Chalchiuhtlicue, a los cuales crearon por dioses del agua, y a éstos se pedía cuando tenían de ella necesidad.
Imagen: Oxomoco y Cipactónal, dioses creadores del calendario. Códice Borbónico, p. 21. Foto: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Rafael Tena. Maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador de tiempo completo en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Su campo de interés académico es la historia, la cultura, la lengua y la literatura de los antiguos nahuas del centro de México.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Tena, Rafael, “Capítulo II. De cómo fue creado el mundo y por quién”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 114, pp. 19-20.