Las serpientes de agua ocupan un lugar especial en el Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún, pues la descripción de estos reptiles se encuentra en el mismo capítulo donde aparecen lagartos, sapos o, incluso, mamíferos como la nutria o el fantástico ahuítzotl. La razón de esta clasificación es porque estos seres acuáticos no son comestibles, a diferencia de los peces, camarones, tortugas y renacuajos que sí lo son, y que llegan a ocupar párrafos anteriores en el mismo libro undécimo.
Pero además de su carácter no comestible, llama la atención que algunos de estos animales tienen una naturaleza distinta o sagrada que los coloca en la esfera del mundo sobrenatural. Es el caso del famoso cipactli o acipaquitli (Sahagún, 1989, t. 2, pp. 719-720), o también el del ya citado ahuítzotl. La serpiente que trataremos a continuación tiene rasgos que nos permite colocarla en un ámbito seme jante a los seres que acabamos de mencionar.
De acuerdo con Sahagún y sus informantes, se trata de una serpiente de gran tamaño que vive dentro del agua y cerca de lugares pantanosos o cenagosos. El nombre tlilcóatl refiere al color negro que la caracteriza: tliltic, negro, cóatl, serpiente. Mientras que la palabra acóatl se forma de atl, “agua”, y del mismo término cóatl, serpiente, debido a que habita en cuevas o manantiales que hay dentro del agua.
Como esta víbora tiene la cola separada en dos partes, a manera de tenaza, la mete en ambas ventanas de la nariz de la víctima, o bien mete su cola por el ano de la persona. El individuo muere por asfixia al ser constreñido por la fuerza del cuerpo enroscado de la serpiente. Sahagún describe todavía otro método de la tlilcóatl para cazar hombres, en el que la culebra arroja o expulsa ponzoña a cualquiera que pasa por ahí. Con el efecto del veneno, la persona se desmaya como borracho: “Y luego le atraye así con el anhélito por fuerza, y van perneando el que así es llevado. Y métele en la boca y ahógale en el agua, y allí le come” (Sahagún, 1989, t. 2, p.722).
Tomado de Manuel A. Hermann Lejarazu, "Acóatl: serpiente de agua", Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 121, pp. 40-42.