Ubicado al norte del centro de Cuernavaca, el predio que ocupaba el Casino de la Selva se localiza en el actual barrio de Gualupita, área que fue rica por la cantidad de agua debido al predominio de manantiales. Gracias a estas condiciones geográficas, la zona ha sido albergue de un importante número de asentamientos humanos. Así, del pasado prehispánico sobresalen dos fases de ocupación, de las cuales tenemos conocimiento gracias a las investigaciones realizadas por los arqueólogos norteamericanos George y Suzannah Vaillant, en 1932. La presencia más temprana es una pequeña aldea del Preclásico Medio (900 a.C.), y la más tardía estaba asociada a la ciudad tlahuica del Posclásico Medio (1200 d.C.), cuya cabecera fue Teopanzolco, ubicado a 1 km al oriente del predio del Ex Casino de la Selva.
Posteriormente, durante el virreinato, la zona quedó abandonada, y no hay evidencias de construcciones en la región. Fue hasta 1880 que aquí se establece la Vieja Tejería de Cuernavaca, lugar donde se fabricaban los ladrillos con los que se construyeron varios edificios del centro de Cuernavaca. Ésta se ubicó en lo que eran las afueras de la ciudad, en una gran extensión de terrenos arcillosos que se utilizaron para la fabricación de ladrillos; en este periodo se modifica de manera importante el terreno, alterando la geomorfología del lugar considerablemente. Es durante estos trabajos de extracción de la arcilla que se generan alteraciones importantes al contexto arqueológico.
Posteriormente, a principios de la década de los treinta, la zona sufre nuevamente una fuerte transformación debido a la construcción del edificio del Ex Casino de la Selva. Es en esta época cuando el predio del Casino se convierte en uno de los centros culturales más importantes del Altiplano Central. Durante las modificaciones realizadas al terreno, los contextos arqueológicos existentes, tanto prehispánicos como de la Tejería, se vieron alterados con la instalación del cableado de la luz, tuberías de agua y drenajes. Tales modificaciones continuaron a lo largo de las siguientes décadas, y para los ochenta y noventa, la incorporación de discotecas, bungalós, restaurantes, albercas, áreas deportivas y la construcción de un palenque para realizar espectáculos, terminaron por generar amplias modificaciones en el terreno, que destruyeron y alteraron los pocos contextos prehispánicos remanentes.
Con lo expuesto hasta el momento, queda claro que la secuencia ocupacional en el Ex Casino de la Selva es variada y extensa, por lo que en el presente trabajo nos enfocaremos exclusivamente en presentar los datos correspondientes al periodo Preclásico, con el objetivo de mostrar una breve historiografía de las intervenciones arqueológicas realizadas a lo largo del tiempo, que comprenden el acervo de información existente sobre el predio.
Marcela Salas Cuesta (1945-2023). Historiadora por la UNAM. Investigadora de la Dirección de Antropología Física del INAH. Realizó estudios sobre arquitectura y pintura virreinal, así como de materiales arqueológicos en Tlatilco, estado de México, y Jaina, Campeche.
Juan Pablo Sereno Uribe. Arqueólogo por la ENAH y profesor en la misma escuela. Investigador del Centro INAH Guerrero. Director del Proyecto Arqueológico de Piedra Labrada y responsable de los sitios arqueológicos de Teopantecuanitlán y Cuetlajuchitlán.
Tomado de Marcela Salas Cuesta y Juan Pablo Sereno Uribe, “Gualupita: un sitio del Preclásico en el Ex Casino de la Selva en Morelos”, Arqueología Mexicana, núm. 189, pp. 13-19.