Las primeras moléculas de ADN antiguo (ADNa) se extrajeron en Berkeley hace 40 años y pertenecían a restos de un quagga, un tipo de cebra extinta de Sudáfrica. Desde entonces el estudio del ADNa ha evolucionado rápidamente, desde las preguntas que buscamos responder hasta los innovadores métodos que empujan los límites del estudio de restos antiguos cada vez más. Gracias a ello ahora existen muchos estudios sobre orígenes y migraciones humanas, enfermedades antiguas, evolución y domesticación vegetal y animal, y el impacto del cambio climático en especies del pasado. Todos estos estudios buscan revelar la historia genética para entender mejor el pasado, a la misma humanidad y a nuestro ambiente hoy en día.
En 2022, Svante Pääbo ganó el Premio Nobel en Fisiología y Medicina por los descubrimientos que él y su equipo lograron en la reconstrucción del genoma Neandertal y por demostrar que todos los humanos hoy en día, con ascendencia fuera de África, tenemos una parte de ese genoma. El equipo demostró cómo los genes heredados de los Neandertales impactan varios procesos biológicos, cómo nuestra habilidad para metabolizar medicinas anticoagulantes (como ibuprofeno) y susceptibilidad a enfermedades como el covid 19. Más recientemente, científicas y científicos en Copenhague investigaron los orígenes de la esclerosis múltiple (EM), un desorden autoinmune en el que el cuerpo desarrolla un sistema inmune hiperactivo que ataca al sistema nervioso central.
Al analizar el ADN humano de varios sitios arqueológicos y periodos en toda Europa, descubrieron que la EM habría evolucionado hace 7 000 años en pastores de la estepa que tenían ganado y ovejas. Estos cambios probablemente fueron convenientes para los pastores en ese entonces, ya que una mayor respuesta inmune protege contra enfermedades zoonóticas (provenientes de animales domésticos).
Estos estudios resaltan el poder que tiene el uso del ADNa para comprender cómo, cuándo y por qué se originaron ciertas enfermedades e informarnos sobre cómo podemos tratarlas hoy en día. Esta vía de investigación es prometedora y podría ser aplicada a otras enfermedades que afligen a personas en todo el mundo, como el alzheimer, elparkinson, y la diabetes tipo 2.
En este artículo se muestran tres investigaciones de distintas partes del mundo que llevaron al límite el estudio del ADNa y nos ayudaron a entender mejor la historia humana, la domesticación de plantas y los entornos antiguos.
Stephanie Dolenz. Doctorante del Centro para la Paleogenética y la Universidad de Estocolmo, interesada en el uso del ADN antiguo para estudiar el efecto, a través del tiempo, del cambio climático y sobre la biodiversidad en los pueblos del pasado.
Samantha López Clinton. Doctorante del Centro para la Paleogenética y el Museo de Historia Natural de Suecia, que trabaja en nuevos métodos bioinformáticos para mejorar estrategias de monitoreo de biodiversidad. Copresidenta del grupo Inclusión, Diversidad, Equidad y Acceso/Accesibilidad de la Sociedad para la Biología Molecular y Evolución.
Peter D. Heintzman. Líder de un grupo de investigación en el Centro para la Paleogenética y la Universidad de Estocolmo. Interesado en el desarrollo y aplicación de técnicas de ADN antiguo a restos antiguos de animales y sedimentos para comprender mejor el mundo natural durante el último millón de años.
Tomado de Stephanie Dolenz et al., “El ADN antiguo: perspectivas mundiales y retos actuales”, Arqueología Mexicana, núm. 190, pp. 40-45.