Explotación intensiva en Marismas Nacionales, Sinaloa y Nayarit

Luis Alfonso Grave Tirado

“La Perla Camaronera”, se ufanan en Escuinapa, Sinaloa, pero también podrían jactarse de ello en Agua Verde, en Tecuala o en Sentispac, todas ubicadas a la vera de las Marismas Nacionales, la zona de humedales que se extiende entre el sur de Sinaloa y norte de Nayarit. Pero no sólo de camarón viven los pescadores, igual importancia tienen los pescados, los moluscos de concha, las aves y la sal, pues, aunque es complicado estar ahí, las huellas del hombre, de sus trabajos, se observan por doquier.

Entre las cuencas de los ríos Baluarte y Santiago, un área de aproximadamente 2,500 km2, se han registrado más de 700 concheros, esto es, acumulaciones de conchas de molusco desechadas luego de ser consumido o procesado el marisco. Los compuestos mayoritariamente por ostiones (Ostrea spp.) conforman más de 60% del total, siguen en importancia los que presentan mayor porcentaje de almejas (Tivela spp. y Chione californiensis) y sólo hay unos cuantos en que el principal componente es la pata de mula (Larkinia spp. y Anadara tuberculosa). No obstante, en casi todos los concheros se encuentran los tres géneros, así como caracoles y, en algunos casos, huesos de pescado y caparazones de tortuga.

En general, los concheros no rebasan los 50 m de diámetro y el metro de espesor, pero algunos cubren más de una hectárea y tienen hasta 3 m de altura. Curiosamente, antes del año 1,000 d.C. hay una mayor explotación de almejas, pero luego los ostiones forman el mayor cúmulo. No sabemos si por causas ambientales o por cambios en la preferencia entre unas y otros. Como sea, la gran cantidad de concheros parece prueba suficiente de la explotación prehispánica intensiva de las marismas, pero la relevancia de la pesca, la caza de aves y la extracción de sal se puede inferir también por evidencias menos directas. A orillas de los esteros hay más de 50 asentamientos habitacionales, lo que indica que su explotación era permanente; asimismo, y ello quizá sea aún más relevante, hay cuatro centros ceremoniales en las márgenes de la laguna Agua Grande, una de las pocas que conservan agua todo el año y una de las zonas más productivas de la región.

Luis Alfonso Grave Tirado. Arqueólogo por la ENAH, maestro y doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador del Centro INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Desde 1998 realiza trabajos de investigación arqueológica y etnohistórica en Sinaloa.

Tomado de Luis Alfonso Grave Tirado, “Explotación intensiva en Marismas Nacionales, Sinaloa y Nayarit”, Arqueología Mexicana, núm. 193, pp. 64-69.