Encontrada casualmente por obreros de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en la madrugada del 21 de febrero de 1978, en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina, este monumento nos muestra su carácter lunar por medio de la figura femenina de una deidad muerta, desmembrada y decapitada, cuyo cuerpo tiene un movimiento impresionante, atrapado dentro de un círculo que más que limitar, concentra.
Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “El decir de las piedras”, Arqueología Mexicana, núm. 134, pp. 22-33.
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