Lámina 47
Al descender por la cuerda, 9 Viento es recibido en Tilantongo por los ancianos 8 Lagarto y 4 Perro, quienes le ofrecen tabaco, una carga de leña y una codorniz (a). También participan en la recepción los individuos con cabeza de perro (quienes tal vez sean otra manifestación de 9 Viento, como tipo Xólotl) y la chica con el brote de maíz (b).
9 Viento deposita en Tilantongo los símbolos y templos sagrados que traía consigo, pero la primera tarea importante que tiene que realizar es distribuir las aguas primordiales. La gran obra le es encargada por la pareja de ancianos que portan largos penachos, que es una de las parejas que habíamos visto desde el inicio del códice (c).
Según este manuscrito, 9 Viento lleva sobre su espalda el gran cielo que derrama las aguas para formar ríos, corrientes, mares u océanos, incluyendo la creación de una gran serpiente de huesos, quizá vinculada con tormentas y huracanes (d).
Al centro de la lámina, se encuentra un cerro con un gran mascarón del dios de la lluvia (e), se trata de la denominación territorial de la Mixteca en su propia lengua: Ñuu Dzavui o Ñuu Savi (pueblo de la lluvia o pueblo del dios de la lluvia).
Imagen: Códice Vindobonensis, Lám. 47. Foto: Austrian National Library. ANL / Vienna Collection of manuscripts and rare books, Cod. mexic. 1.
Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Hermann Lejarazu, Manuel A., “Lámina 47”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, p. 22-23.