Bonampak, la intervención científica

Mary Miller

Reconstrucción de los murales de Bonampak

A principios de la década de 1990, la doctora Beatriz de la Fuente, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, comenzó su proyecto de Pintura Mural Prehispánica en México (PMPM) por medio del cual se pretendía elaborar un catálogo completo de la pintura del México antiguo. En los dos volúmenes sobre Bonampak, publicados en 1999, el proyecto PMPM ofrece la que hasta el momento es la documentación más exhaustiva sobre las pinturas murales de esa ciudad del Clásico maya. No es exagerado asegurar que esos libros son un modelo para cualquier publicación subsecuente. Un logro notable de esa edición es la presentación de las pinturas dispuestas digitalmente como si fueran “papel tapiz”, en su posición original en los cuartos.

Al mismo tiempo que el proyecto PMPM estudiaba los murales de Bonampak, el Proyecto de Documentación de Bonampak (PDB) –auspiciado en gran parte por una beca del Instituto Getty– registró los murales con fotografía y videografía infrarroja, para revelar la vívida línea caligráfica pintada en el paso final. Aunque en muchos casos esta línea ahora apenas puede distinguirse, se vuelve clara y precisa gracias a la frecuencia infrarroja y particularmente revela textos jeroglíficos. Los encuadres infrarrojos fueron transformados en encuadres digitales y después se unieron por secciones.

Después de cuidadosas consideraciones, el PDB buscó a la artista arqueológica Heather Hurst para que reconstruyera los murales usando todo el material disponible que hubiera sido recolectado desde su descubrimiento en 1946. Hurst comenzó con el Cuarto 3 y después completó los cuartos 1 y 2 elaborando reconstrucciones al 50 por ciento del tamaño real. El proyecto PMPM ofreció asesoría científica respecto a los colores y demostró que el esquema de color usado por el Museo Estatal de Florida era incorrecto. Cuando el proyecto iba a la mitad, Leonard Ashby comenzó a pintar bajo la dirección de Hurst, aunque dejó el contorno caligráfico y los jeroglíficos mayas a la mano más experimentada de Hurst, tal vez dividiendo el trabajo de manera similar a la de los antiguos mayas. Mientras Hurst trabajaba estudiamos las fotografías y discutimos los detalles. Digitalizamos todo el material fotográfico para estudiarlo detalladamente al amplificarlo en la pantalla de la computadora. Nos fueron particularmente útiles las transparencias en color del proyecto PMPM; su exactitud científica las convierte en el documento en color más preciso con que se cuenta.

Con este proceso de reconstrucción aparecieron nuevos detalles en todos los murales, aunque algunas secciones no se pueden reconstruir. En el Cuarto 1, por ejemplo, donde los tres danzantes del muro sur fueron “matados” ritualmente, Hurst pintó las áreas destruidas en beige y sugirió los contornos de las figuras, de tal manera que quien observe pueda formarse una idea de la escena. En el Cuarto 2, la fotografía en blanco y negro de Healey del cautivo muerto incluye secciones ahora perdidas. Por lo tanto, Hurst pudo incluir otro fragmento de la parte inferior del cautivo, los hilillos de sangre y la orilla de un cartucho jeroglífico donde debió haberse indicado su nombre.

Traducción: Elisa Ramírez

 

Mary Miller. Catedrática de historia del arte en la Universidad de Yale, en la que dirige el Saybrook College. Autora de varios libros sobre arte prehispánico de México.

Miller, Mary, “Reconstrucción de los murales de Bonampak”, Arqueología Mexicana, núm. 55, pp. 44-54.

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Iconografía del México antiguo