Cantantes y danzantes de Bonampak

En las ciudades mayas de hoy en día sólo se escucha el canto de los pájaros o a algún turista esporádico, pero durante el Clásico, el sonido debió haber sido bien distinto cuando la música y la danza resonaban en las plazas y edificios. Algunos sonidos eran espontáneos, de niños o de cuadrillas de trabajo; otros fueron representaciones en toda forma, auspiciadas por las cortes reales. Éstas, que giraban alrededor de la familia real, fueron instituciones que auspiciaron los grandes espectáculos, combinándolos con un exquisito sentido estético. Pero la complejidad y refinamiento del espectáculo ya sólo pueden ser imaginados. Las pocas referencias que debemos a los españoles nos hablan de un sonido "plañidero y triste", aunque deben haber estado muy habituados a los vívidos madrigales renacentistas. No resulta difícil imaginar que hubiera algún Monteverdi o Mozart entre los mayas durante el Clásico.

Desgraciadamente, de los posibles logros sólo quedan los instrumentos musicales: silbatos, flautas, tambores, raspadores y ocarinas, e imágenes y textos que se refieren a la música. Los mayas tuvieron títulos para los músicos de la corte, tal y como se muestra en el Cuarto 1 de Bonampak. En la base de los muros norte y este aparecen varios músicos tañendo diversos instrumentos: trompetas, carapachos de tortuga, percutidos o frotados con astas de venado, tambores cuyo sonido llegaba a varios kilómetros de distancia, según fuentes coloniales. En una posición prominente, vemos a cinco personajes que tocan sonajas, una con cada mano. hechas de hule Aparentemente estos ejecutantes están colocados según su rango. Los del muro sur parados junto a los danzantes merecen el título de señores y son mencionados en glifos. Los danzantes de Bonampak son todos bastante jóvenes; .se les llamó eh ók, "inmaduros, jóvenes". En algunos sitios mayas la danza debió estar asociada a ciertos grupos de edad, como sucede en sociedades tribales de otros lugares del mundo. Los dos ejecutantes de sonajas que tienen nombres glíficos, reciben el título k'ayoom, "el que canta". La parte principal del glifo es una cabeza humana de cuya boca surge la vírgula de la palabra rematada con un elemento florido. Se conocen otras vírgulas de la palabra, pero en este caso la flor puede indicar la naturaleza particular  embellecida del discurso La lectura del título k 'ayoom se apoya en evidencia comparativa un ejemplo del Clásico Temprano que también muestra la cabeza con vírgula de la palabra, y otro en que es sustituida por la forma fonética k'a-yo-ma. De acuerdo a las reglas mayas para deletrear, de esto se deriva una raíz, formada por k'ay, “canción”, y oom, “aquel que. aquel que se relaciona a”. Por analogía, un pescador podía ser llamado kayoom, de kay. “pez”, y la misma terminación oom.

Los títulos para los cantantes son escasos en los textos del Clásico maya, pero en Tikal hay uno que enfatiza su importancia. Un señor del lugar, el Gobernante B, es descrito como 3 k'atun k'ayoom, que indica que es un "cantante'' de entre 40 y 60 años. Casi siempre, estas anotaciones de edad sólo se hacen cuando se trata de los más altos títulos, como ajazc. "señor". Sin embargo, en Tikal los mayas establecieron una correspondencia entre el rango señorial y las habilidades cortesanas, sobre todo la del canto. (El texto de Tikal continúa y describe actos de elocuencia y, tal vez por eso, el escriba eligió un título relacionado con la vocalización). Los murales de Bonampak parecen mostrar que rara vez se cantaba a capella, más bien se hacía con acompañamiento musical y con danza. Los españoles vieron estas danzas en Yucatán y describieron la impresionante sincronía de movimientos en espectáculos que muchas veces incluían hasta 800 participantes. En Bonampak, los grupos eran más reducidos. Pero, ¿qué cantaban? Las crónicas españolas tempranas se refieren a personajes enmascarados imitando con gran fidelidad el canto de ciertas aves nocturnas del lugar. La descripción corresponde al hecho de que los danzantes se vestían de quetzales (k'uk). Otra posibilidad es que los cantantes explicaran en prosa melódica por qué bailaban los quetzales. Los españoles hablan también de “viejos cantos” entonados para ser bailados que eran tomados, a veces, de libros. Desgraciadamente, la naturaleza y contenido de estas canciones se han perdido para siempre. Lo que aún puede verse es que el tema principal del cuarto es un ostentoso despliegue de riqueza que muestra a señores tributarios con mantas, plumas de quetzal, conchas y, tal vez, cacao; se ve una multitud de bultos bajo el trono del señor del lugar. La danza de los quetzales y las explicaciones del canto no deben referirse tanto a los pájaros como a la riqueza que generaban, a las tornasoladas plumas verdes que ostentaban y exhibían los presuntuosos señores.

 

Traducción: Elisa Ramírez

 

Stephen D. Houston. Universidad Brigham Young. Autor de varios libros sobre el desciframiento de la escritura maya.

 

Houston, Stephen D., “Cantantes y danzantes de Bonampak”, Arqueología Mexicana núm. 55, pp. 54-55.

 

Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar:

http://raices.com.mx/tienda/revistas-iconografia-del-mexico-antiguo-AM055