Carne de chivo en el ritual rarámuri

Blanca María Cárdenas Carrión

Shibá. El consumo de carne de chivo en la vida ritual rarámuri

Preludio

El cielo que arropa las altas montañas de la Sierra Tarahumara comienza a cambiar de color y el Sol se oculta en el poniente dejando una estela de luces rojas y doradas. Es entonces cuando un grupo de hombres y mujeres se reúnen en el patio de alguna casa para dar continuidad al ciclo festivo, poner contento a Onorúame, “el que es Padre”, y refrendar sus lazos con la tierra, con los antepasados y entre ellos mismos.

Todos desyerban, barren y colocan un altar con tres grandes cruces de madera vestidas de coloridas telas y sartales de semillas. Este altar está dirigido hacia el oriente y las cruces representan al Padre, deidad solar, quien será convocado a la fiesta como invitado de honor. En este escenario, donde una fogata ilumina los rostros de los presentes, se sacrifica un chivo: se degüella, se recoge su sangre en recipientes, se trocea la carne y se limpian las vísceras que, durante toda la noche, se cocerán en agua sin sal.

Los asistentes a la fiesta comerán, más adelante, diferentes platillos preparados con la carne del chivo y otros alimentos. Sin embargo, una parte del animal sacrificado se cuelga a un costado del altar y algunas vísceras se presentan en platos sobre la mesa. El Padre se alimentará de esta carne cruda que ahora tiene un carácter divino o externo al mundo de los humanos y cuyos humores, en combinación con la sonaja y los cantos del owirúame o ritualista, inundan el paisaje nocturno de una atmósfera festiva. El sacrificio del chivo es un umbral que trastoca la vida de quienes participan y marca una diferencia entre la vida ordinaria de las rancherías, donde el chivo es un animal doméstico, y la subversión de la vida ritual que traslada al mismo chivo al terreno de lo divino.

Imagen: Altar rarámuri orientado hacia el levante con carne del animal sacrificado y recipientes con cerveza de maíz. Sorichike, Sierra Tarahumara, Chihuahua. Foto: Blanca Cárdenas.

 

Blanca María Cárdenas Carrión. Licenciada en etnología por la ENAH, maestra y candidata a doctora en filosofía de la ciencia, en el campo de comunicación de la ciencia, por la UNAM. Docente en la ENAH desde el 2012. Sus líneas de investigación son cultura alimentaria, museología crítica, museos de arqueología y etnografía, e historia de la antropología.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Cárdenas Carrión, Blanca María, “Shibá. El consumo de carne de chivo en la vida ritual rarámuri ”, Arqueología Mexicana, núm. 168, pp. 68-72.