La tradición cerámica mokaya evolucionó a lo largo de más de 600 años y se extendió desde el Soconusco, en el occidente de Chiapas, hacia el istmo de Tehuantepec, y hasta el centro y norte de Veracruz y Tabasco. En el periodo en que se da esa expansión cultural tuvo lugar el comienzo, en la costa del Golfo hacia 1300 a.C., de la cultura olmeca, la cual tuvo presencia en Chiapas durante su apogeo, en el Preclásico Medio (1200- 400 a.C.)
Para el Preclásico Tardío (400 a.C- 200 d.C.) se encuentran evidencias de asentamientos en Izapa, un sitio con abundante arquitectura y conjuntos escultóricos que muestran muchos de los temas que serán comunes en la iconografía del área maya en épocas posteriores. En los Altos de Chiapas, durante el Preclásico (2500 a.C.-200 d.C.), se dieron distintos desarrollos locales y siempre hubo una importante población, así como centros de considerables dimensiones, los cuales surgieron y se desarrollaron gracias a las riquezas naturales de la región y a su envidiable posición geográfica, en el corazón de una de las principales rutas comerciales mesoamericanas.
Durante el Clásico (200-900 d.C.), este lugar estuvo bajo el influjo de la cultura maya. En los Altos Orientales se localizaban importantes ciudades como Chinkultic, Tenam Puente y Lagartero, y a lo largo del cauce del río Usumacinta se desarrollaron varias ciudades gobernadas por poderosas elites mayas relacionadas entre sí, como Palenque, Yaxchilán, Bonampak y Toniná.
Tras el colapso de la cultura maya del Clásico, las grandes ciudades fueron abandonadas y la región fue ocupada por otros pueblos. Ya en el Posclásico (900-1521 d.C.) llegaron a la región nuevos migrantes originarios de Guatemala, dos grupos de habla maya: los tzotziles y los tzeltales, etnias mayoritarias de los Altos de Chiapas en la actualidad.
En los valles centrales se establecieron grupos otomangues conocidos como los chiapa, y la costa del Pacífico se encontró bajo la influencia de comerciantes nahuas. Los grupos zoques continuaron ocupando el extremo noroccidental de Chiapas.
Imagen: Collar hecho con huesos de animal y caracoles. El pendiente, de hueso de tortuga, tiene grabado un rostro típicamente olmeca. Entierro 4, Montículo 11. Chiapa de Corzo. Foto: Bruce R. Bachand. Dibujo: Áyax Moreno.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Arqueología Mexicana, “El estado de Chiapas”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 10-14.