El gran acuífero de la península de Yucatán. Su importancia y los riesgos que corre en el presente
Estas breves alusiones al uso y a la cosmovisión nos dejan ver que los cenotes o cuevas inundadas abiertas, d’zonot en idioma maya peninsular, han sido y son indispensables en la vida y en la cultura del pueblo maya.
En Quintana Roo, exploradores mexicanos y extranjeros han cartografiado más de 600 km de galerías y túneles inundados interconectados, que incluyen a las cinco cuevas sumergidas más grandes del mundo (Beddows et al., 2007). No lejos de Tulum se encuentra Sac Actún, registrado como el mayor sistema de cuevas inundadas, con cerca de 350 km de largo, que alberga evidencia de los primeros pobladores de la región y de fauna y flora ya extintas.
La arqueóloga Helena Barba y su equipo (Morales, 2022), de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, han detectado al menos 58 sitios arqueológicos y paleontológicos subacuáticos a lo largo de 63 km, con un vasto sistema de ríos, cuevas y cenotes con vestigios mayas y del ser humano temprano, ya que antes del año 10000 a.C. la zona no estaba sumergida y por ello es rica en osamentas y esqueletos.
Allí donde se encuentra Sac Actún, catalogado como el acuífero subterráneo más grande del mundo, se está planeando que pasen las vías del llamado Tren Maya. Esta situación tan riesgosa para la supervivencia de uno de los ecosistemas más singulares del mundo se debe a que Fonatur, el organismo encargado del megaproyecto, cambió la ruta del tramo 5 sur del tren, entre Playa del Carmen y Tulum, entrando en la selva y comenzando la tala de árboles.
Biólogos, arqueólogos, espeleólogos y ambientalistas se han opuesto a ese cambio de trazo, ya que provocaría la degradación del manto acuífero y el hundimiento del frágil piso calcáreo, a escasos metros sobre las aguas, acelerado por las vibraciones producidas al paso del tren.
Un juez primero de distrito de Yucatán aceptó el amparo tramitado por buzos profesionales calificados en inmersiones en cuevas y, en junio de 2022, suspendió en forma definitiva la construcción del tramo 5 sur. Sin embargo, Fonatur no duda de que las obras podrán reiniciarse cuando se presente una manifestación de impacto ambiental (MIA) que logre disipar las dudas sobre las afectaciones a los acuíferos y al medio ambiente selvático.
Entretanto, los que trabajan en la Riviera Maya en la zona de cenotes y cavernas temen que el paso del tren afecte sus aguas cristalinas, a los animales salvajes que abrevan en ellos y a la belleza del paisaje, que es la que atrae a los visitantes de cuevas y cenotes.
Imagen: Análisis para determinar las características del agua en los cenotes. Cenote Xtoloc, Chichén Itzá. Fotos: Karla Ortega. Cortesía del Proyecto Gran Acuífero Maya.
Alicia M. Barabas. Licenciada en ciencias antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Maestra y doctora en sociología por la unam. Profesora investigadora emérita del INAH. Investigadora nacional nivel III, SNI-Conacyt.
Barabas, Alicia M. , “El gran acuífero de la península de Yucatán. Su importancia y los riesgos que corre en el presente”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 78-79.