La muerte y la resurrección son temas entrelazados en las mitologías mesoamericanas; muertos y sacrificados dan origen al tiempo en Teotihuacan, y también en el Popol Vuh. La muerte del dios del maíz aparece en la mitología mesoamericana, y se le representó en los murales del Edificio B de Cacaxtla como un sacrificio, al cual erróneamente se le ha conocido como La Batalla.
Las pinturas murales de Cacaxtla forman parte de un patrimonio invaluable de México. Desde su descubrimiento, hace algo más de tres décadas, han suscitado el interés de estudiosos nacionales y extranjeros. Durante este tiempo la mayoría de sus analistas consideran que los murales más espectaculares, que se ubican en el Edifico B y que se conocen como La Batalla, son la representación histórica o mítica de un combate. Sin embargo, Román Piña Chán, en 1996, propuso que se trata de la representación del sacrificio de Xólotl, ya que los vencedores son los únicos que llevan armas ofensivas (con excepción del personaje 10 del muro poniente, que lleva una lanza). La propuesta que hago a continuación ha sido elaborada de manera más extensa en colaboración con el Dr. Erik Velásquez para el libro Cacaxtla, del proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México, y que se publicará próximamente.
Quizás uno de los mitos más extendidos en Mesoamérica, desde épocas muy antiguas, es el del nacimiento y la muerte del dios del maíz. David Joralemon, Virginia Fields y Karl Taube han escrito de manera abundante sobre este tema, que también ha abordado de forma extensiva Ivan Sprajc. Estos autores han definido de manera clara cuáles son los rasgos que identifican a la deidad asociada con el cereal y que también se vincula con el planeta Venus.
Con frecuencia los gobernantes se ataviaban como el dios y son muy numerosas las representaciones –particularmente entre los mayas– que los retratan de esta guisa.
Las características del dios del maíz
La deformación craneana y la tonsura son rasgos distintivos del dios del maíz. Con el propósito de simular la parte final de la mazorca, de donde brota el pelo el cráneo se modela para hacerlo semejante. Asimismo, hay varias explicaciones para la tonsura, y la más certera quizás sea la que la asocia con la práctica sacerdotal y guerrera, pero también porque el maíz así representado obtiene una personalidad humana y los seres humanos que lo emulan adquieren particularidades divinas, como ocurre, por ejemplo, con las mazorquitas antropomorfas de la planta de maíz en el Templo Rojo de Cacaxtla.
Un distintivo adicional es un mechón de pelo sobre la frente, el cual aparece desde el Preclásico en San Bartolo y Uaxactún. En ocasiones está sostenido por una joya de piedra verde; así lo lleva K’ihnich Janaab Pakal I de Palenque en la célebre lápida de su sarcófago. Este rasgo se ve en el personaje 1 del muro oriente de Cacaxtla, quien está sentado y a punto de sufrir una herida en el pecho producida con un gran cuchillo de pedernal.
Uriarte, María Teresa, “El mural del Edificio B de Cacaxtla ¿una batalla?”, Arqueología Mexicana núm. 117, pp. 47-51.
• María Teresa Uriarte. Doctora en historia por la UNAM. Autora y coautora de diversos libros y capítulos sobre iconografía mesoamericana. Coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM.
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