Existe una pieza lítica labrada, que se exhibe en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología, que ha sido interpretada a través de dos diferentes hipótesis. Lamentablemente, no poseemos una fuente documental que pueda ayudarnos a aclarar su contenido sin ninguna duda. Brevemente, registramos los dos acercamientos con el objeto de que, en futuros estudios, y con un mayor número de datos disponibles, podamos concluir sobre su significado.
La hipótesis de Henry B. Nicholson. El nacimiento de Tezcatlipoca
Para este antropólogo norteamericano, el significado de esta escultura lítica corresponde al nacimiento de Tezcatlipoca. Del monolito sólo se halló un fragmento. Se descubrió en 1897, cuando se demolía un antiguo edificio colonial, situado cerca de la esquina suroeste del Zócalo. Los primeros reportes de esta pieza los realizaron Eduard Seler y Antonio Peñafiel, a principios del siglo XX.
Nicholson, en su artículo publicado en 1954, intenta una reconstrucción integral del monolito, con base en otra pieza similar que se conoce bajo el nombre de “Escultura del Hotel Majestic”. De esta forma, el investigador norteamericano dio a conocer una reconstrucción hipotética, que describió con los siguientes componentes gráficos: un hombre desnudo emerge de un jade perforado (chalchíhuitl), ubicado en el centro de la composición. Su cuerpo está completo, excepto por su pie que parece atrapado en la abertura central de jade. El personaje porta en la sien un espejo de obsidiana del que salen volutas de humo y una prolongación bifurcada, aún no identificada (¿lengua bífida o elemento asociado a Xipe Tótec).
Muestra un tocado con círculos blancos, sostenido con una banda de cuero. En la parte superior derecha se colocó el glifo 2 ácatl (caña). Además, su pie derecho ha sido sustituido por el importante glifo bélico atl-tlachinolli (agua-cosa quemada, hoguera o roza). La escena anterior se labró en la sección central de una compleja imagen que parece una combinación iconográfica de un ser primigenio generador del universo (Cipactli), una deidad ctónica (Tlaltecuhtli o Tlaltéotl) y elementos inframundanos como calaveras, huesos cruzados (omicallo) y pedernales con rostros de grandes colmillos, rodeando a un conjunto no identificado.
Nicholson concluye afirmando que se trata de la representación de la emergencia de Tezcatlipoca, procedente del inframundo. El jade con oquedad representa la superficie terrestre, el “corazón de la Tierra”. La posible razón de este extraño “accidente” de perder un pie, ocurrido a una deidad de primera importancia, podría explicarse como un intento de detener su aparición.
Las fuerzas del mundo inferior y de la superficie terrestre sólo lograron atrapar su pie izquierdo, convirtiendo a Tezcatlipoca en un ser de enormes poderes, pero físicamente incompleto. Y, como otra hipótesis más, su salida y ascenso a los niveles superiores se identificaría con el humo, complemento del espejo de obsidiana. Y, quizá, en el mundo luminoso, su espejo se convertiría en tezcatlanextía, un instrumento que brillaba.
Imagen: Izquierda: Escultura de Tezcatlipoca. Foto: Agustín Uzárraga / Raíces. Derecha: “Escultura del Hotel Majestic”. Foto: Xavier Noguez. Ambos en el Museo Nacional de Antropología.
Xavier Noguez. Licenciado y maestro en historia por la UNAM. Doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad de Tulane. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense. Sus áreas de investigación son los códices del Centro de México y los orígenes de la tradición guadalupana. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Noguez, Xavier, “Una escultura de Tezcatlipoca”, Arqueología Mexicana, núm. 185, p. 11-15.