Maarten Jansen
Es probable que hubiera un orden cosmológico en la forma en que los artefactos y los restos fueron depositados en la Tumba 7 de Monte Albán, Oaxaca. No debe ser casualidad que en el mero centro de la tumba se encontró un disco de oro con la representación de un corazón. Es una ofrenda que, a la vez, le da a la tumba la calidad de un ser vivo.
Un extraordinario conjunto de artefactos de oro y de otros materiales preciosos fue encontrado en la Tumba 7 de Monte Albán, uno de los hallazgos más espectaculares de la arqueología mexicana. El doctor Alfonso Caso, quien excavó la tumba en 1932, publicó ese tesoro en una detallada monografía (1969). Nuevas investigaciones e interpretaciones continúan su labor.
La Tumba 7 fue construida en el Clásico Temprano, pero el estilo de los artefactos depositados en su interior indica que son del Posclásico, cuando la ciudad de Monte Albán ya había sido abandonada.
En la tumba también se encontraron restos óseos humanos, que investigadores de la Universidad de Harvard, en un estudio reciente, han fechado entre 1200 y 1400 d.C. Se trata de muchos huesos sueltos, que no constituyen esqueletos completos ni entierros primarios y probablemente formaron parte de envoltorios sagrados. La tumba del Clásico parece haber sido reutilizada en el Posclásico como un santuario subterráneo para el culto a los ancestros.
Un indicio de los actos de veneración religiosa es, por ejemplo, un bule (tecomate) de oro, ya que ese objeto servía como contenedor de tabaco molido, que era (y sigue siendo) un ingrediente importante en los rituales mesoamericanos. Es probable que hubiera un orden cosmológico en la forma en que los artefactos y restos fueron depositados. No debe ser casualidad que en el mero centro de la tumba se encontró un disco de oro con la representación de un corazón. Es una ofrenda que, a la vez, le da a la tumba la calidad de un ser vivo.
Entre los objetos de oro hay anillos, collares, pectorales y otros adornos –campanitas y representaciones de aves y mariposas, así como dioses de luz y alegría– que evocan el ambiente de la corte real, así como de la Casa del Sol, la morada de quienes después de su muerte iban a acompañar al dios Sol.
Contexto histórico de la Tumba 7
En el Posclásico el mayor centro político del área fue Zaachila, capital de un reino zapoteca, situada en los Valles Centrales y muy cercana a Monte Albán. Un adorno de oro en la Tumba 7 muestra la cabeza del dios Xipe Tótec, el patrón divino de la familia real de Zaachila. Existe además una gran similitud estilística y técnica de los objetos de oro de la Tumba 7 con los encontrados en las tumbas 1 y 2 del palacio principal de Zaachila (Gallegos, 1978). En la Tumba 1 de Zaachila estuvieron enterrados dos individuos. Los relieves de estuco en las paredes de esta tumba los identifican como el señor 5 Flor y el señor 9 Flor. Es probable que el primero de ellos sea el mismo señor 5 Flor de la dinastía de Zaachila, quien aparece representado en el Códice Tonindeye (Códice Nuttall ), p. 33.
Por otra parte, el tesoro de la Tumba 7 incluye una serie de textos pictóricos grabados sobre huesos de jaguar y águila, cuyos aspectos estilísticos e iconográficos son similares a los manuscritos pictográficos (códices) que relatan la historia de ñuu savi (el pueblo mixteco). Encontramos, por ejemplo, referencias sobre un árbol del que nacen personajes y sobre un conflicto con hombres que tienen en su cabeza el signo de “piedra”. Evidentemente se trata de la narrativa mixteca sobre un gran árbol (en el pueblo de Apoala) del que nacieron los fundadores de las dinastías mixtecas, quienes luego vencieron a los habitantes primordiales de la región que se convirtieron en piedras (“hombres de piedra”) cuando salió el Sol por primera vez. Esta narrativa ocupa un lugar importante en los códices mixtecos Yuta Tnoho (Códice Vindobonensis ) y Tonindeye (Códice Nuttall ).
La presencia de estos elementos mixtecos se explica por el matrimonio del mencionado señor 5 Flor, de la dinastía de Zaachila, con una princesa mixteca de la dinastía del vecino reino de Teozacualco, la señora 4 Conejo “Quetzal”. En una fuente colonial (la Relación geográfica de Teozapotlan ) se dice que este matrimonio se celebró alrededor de 1280 d.C. Tomando en cuenta el tiempo que vivió después de su matrimonio, suponemos que el señor 5 Flor habría muerto en la primera mitad del siglo XIV, probablemente alrededor de 1330 d.C. Esto nos da una fecha aproximada para la Tumba 1 de Zaachila y, por la gran similitud estilística, para los objetos depositados en la Tumba 7 de Monte Albán. Esta fecha se ubica dentro del periodo establecido por los estudios de antropología física.
Creemos que la señora 4 Conejo “Quetzal” ocupó la Tumba 7 como un santuario subterráneo para el culto a sus ancestros (en forma de envoltorios sagrados). Es probable que la Tumba 7 más tarde se convirtiera en un sitio de conmemoración, veneración y consulta del envoltorio de la señora 4 Conejo “Quetzal” (que puede haber correspondido al llamado esqueleto A).
Maarten Jansen. Doctor en letras. Profesor de “Patrimonio de los pueblos indígenas”, Universidad de Leiden, Países Bajos, y coordinador del proyecto “Time in Intercultural Context: the Indigenous Calendars of Mexico and Guatemala” del European Research Council.
Jansen, Maarten, “El oro en la Tumba 7 de Monte Albán. Contexto y significado”, Arqueología Mexicana núm. 144, pp. 51-57.
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