El Osario, Chichén Itzá

Enrique Vela

Se trata de uno de los edificios más complejos e importantes de Chichén Itzá. Por haber sido construido sobre una cueva, con la que se comunicaba mediante un profundo tiro, es posible que se le considerara una entrada al inframundo. De la relevancia simbólica de este edificio dan cuenta no sólo su elaborada iconografía, sino también el que aun siglos después del abandono de la ciudad en él se depositaran incensarios rituales. Su arquitectura es similar a la del Castillo, con cuatro escalinatas y un templo superior, aunque de menor altura.

Lo más notable del Osario, también conocido como Tumba del Gran Sacerdote, es su rica decoración, que incluye serpientes de diferentes tipos, pájaros mitológicos, hombrespájaros- serpientes, hombres con máscaras de dioses y mascarones, entre otros motivos. Además, cuenta con inscripciones, en una de las cuales se registra la fecha 894 d.C. Las alfardas tenían dos serpientes entrelazadas: una emplumada y una de nubes. En el borde superior del basamento se ven ocho serpientes entrelazadas: cuatro cubiertas con discos de turquesa y cuatro con aretes. Los tres cuerpos superiores del basamento (de un total de siete) están cubiertos por tableros con representaciones de pájaros, cada uno con la cabeza del dios K. En total son 48 tableros en los que además se distinguen numerosas frutas, semillas de cacao y diversas joyas.

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Vela, Enrique, “El  Osario”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 27, pp. 64-65.