A pesar de tratarse de un edificio excepcional, seguía un patrón constructivo típico del Posclásico Tardío: era un templo doble, característica exclusiva de los recintos más importantes, un lado dedicado a Tláloc y otro a Huitzilopochtli. El lado de Huitzilopochtli reproduce, repetidamente, el mito que consagró a ese dios. Por este motivo, se cree que es una representación del cerro Coatépec, lugar en donde el dios de la guerra nace, adulto, y armado con una serpiente de fuego da muerte a su hermana Coyolxauhqui, quien pretendía matar al dios y a la madre de ambos. Este mito hace referencia a la lucha cósmica entre el Sol que vence a la Luna para volver a nacer al día siguiente, así como a la participación de los centzohuitznahua o cuatrocientos surianos que estarían representados por las estrellas. Esta historia se reactualizaba durante la fiesta de panquetzaliztli, dedicada al dios guerrero.
Tomado de “Templo Mayor”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 33. pp. 22-25
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