Elementos hidráulicos en el lago de México-Texcoco en el Posclásico

Margarita Carballal Staedtler y María Flores Hernández

Para controlar las frecuentes inundaciones, incrementar las áreas agrícolas y facilitar la comunicación, en el complejo sistema lacustre de la Cuenca de México se desarrollaron chinampas, diques, albarradas, calzadas, embarcaderos, canales y puentes, entre otros elementos.

 

Como resultado de diversas intervenciones arqueológicas de salvamento con motivo de la construcción de obras de infraestructura en la actual ciudad de México, concretamente en diversos sectores antes ocupados por los lagos de México-Texcoco, se han excavado varios elementos del sistema de obras de control hidráulico. Después de analizar documentos históricos del periodo colonial temprano se obtuvo información referente a los sistemas constructivos empleados, la cual se contrastó con los datos arqueológicos y se obtuvieron hipótesis sobre las funciones que cumplían.

Las investigaciones sobre la Cuenca de México conforman un proyecto arqueológico de amplia continuidad y diversidad temática. Entre los aspectos a tratar se encuentran las características hidrológicas de las antiguas zonas lacustres, principalmente de las riberas e islotes del lago de Texcoco y en especial de la parte noroccidental, zona conocida en el Posclásico como lago de México; también se estudia el sistema de obras desarrollado en la época prehispánica para su control, así como las modificaciones ambientales que esto propició.

 

Los lagos de la Cuenca de México

La Cuenca de México se formó luego de cincuenta millones de años de intensa actividad volcánica asociada a numerosos y extensos hundimientos tectónicos. En los últimos 700 000 años, la principal actividad volcánica ocurrió en el sur; las potentes erupciones de lava del Chichinautzin obstruyeron el drenaje que iba al río Balsas y transformaron los valles en una cuenca cerrada de unos 9 600 km2. Para el Posclásico (750-1519 a.C.), ésta tenía siete lagos de diferente tipo, altimetría y tamaño: Apan, Techac, Tecocomulco, Zumpango, Xaltocan, Texcoco y Chalco-Xochimilco.

Los primeros tres eran independientes, Texcoco, Zumpango y Xaltocan eran salobres y el de Chalco-Xochimilco era dulce; todos vertían sus excedentes en el lago de Texcoco.

Fue en unos islotes de la zona central del lago de Texcoco donde se asentaron Tlatelolco y Tenochtitlan, ciudades después conocidas en conjunto como “Isla de México”. La fundación de estas ciudades sobre los islotes al interior del lago con nivel más bajo las hizo susceptibles de constantes y peligrosas inundaciones. Esto ocasionó el desarrollo de obras para el control de las aguas, las que conformaron el complejo sistema que observaron los españoles a su llegada a la Cuenca de México. Ese sistema incluía calzadas, calzadas-dique, diques, canales, suelos creados de forma artificial con fin habitacional o productivo (chinampas), puentes y embarcaderos, entre otros elementos.

Para abordar la investigación de las obras hidráulicas prehispánicas fueron determinantes los trabajos de Ángel Palerm, Teresa Rojas y José Lameiras, quienes -basados en el análisis de documentos históricos- fueron los primeros en proponer hipótesis sobre esas obras y sobre su funcionamiento, entre las que se encuentran diversos sistemas de obras para el control hidráulico en contextos de tierra firme, riberas y zonas lacustres. Palerm identifica y define una serie de obras importantes:

Los sistemas hidráulicos pertenecientes propiamente a la zona lacustre; o sea, las chinampas que he denominado de “laguna adentro” y las de “tierra adentro”. Ambas corresponden, probablemente, a una misma categoría de tecnología y envolvían obras hidráulicas semejantes: calzadas-dique y albarradones; obras de defensa contra inundaciones y trabajos de drenaje; construcción de suelos artificiales para agricultura y poblamiento; conducción de agua dulce por medio de canales, acequias y acueductos; formación de lagunas y pantanos artificiales... (Palerm, 1973, p. 22).

Con base en dichos planteamientos, nuestra investigación tuvo como objetivos la localización y registro de los siguientes elementos: las calzadas que unían a la Isla de México con algún punto ribereño; los diques (albarradones) de Nezahualcóyotl y Ahuízotl; los canales al interior de la Isla de México y el lago. Para ello fue necesario hacer una nueva revisión de los datos históricos, y de planos antiguos y contemporáneos, cuyo análisis se reforzó con los de fotografías aéreas de la ciudad de México de los años 1941 y 1944. Los resultados comprenden una serie de datos relacionados con calzadas, diques y canales.

 

• Margarita Carballal Statedtler. Arqueóloga por la ENAH. Desde 1996 es subdirectora de la Dirección de Salvamento Arqueológico. Editora de varios libros y autora de diversos artículos. Especialista en el Posclásico en la Cuenca de México, en particular en el sistema de obras de control hidráulico.

• María Flores Hernández. Arqueóloga por la ENAH. Ha publicado numerosos artículos. Especialista en el Posclásico en la Cuenca de México, en particular en el sistema de obras de control hidráulico.

 

Carballal Statedtler, Margarita, María Flores Hernández, “Elementos hidráulicos en el lago de México-Texcoco en el Posclásico”, Arqueología Mexicana núm. 68, pp. 28-33.

 

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