La belleza del Cenote Holtún

Guillermo de Anda

 

El Gran Acuífero Maya. El Cenote Holtún y la arqueología de cuevas mayas

Los tres cenotes que forman las esquinas de Chichén Itzá son abiertos, por lo que el agua se ve afectada por los cambios de estación y tienden a desarrollar algas, que alteran su visibilidad en mayor o menor grado. Los más afectados son los cenotes Sagrado y Xtoloc, en los que bajo el agua un buzo no puede verse una mano frente a la cara.

Por el contrario, el agua de Holtún tiene una gran claridad durante casi todo el año y es gracias a esta extraordinaria visibilidad que hemos podido entender mejor la formación de esos contextos. El acceso del Cenote Holtún que se percibe desde la superficie no hace justicia a las características morfológicas de la magnífica caverna. El agua se encuentra a 21 m por debajo de la superficie y el descenso comienza por la entrada rectangular que hemos descrito anteriormente, la cual da acceso a un bello techo con grandes estalactitas. Se trata de un cenote profundo ya que la zona de agua más somera se encuentra justo al centro, a una profundidad de 25 m, que se incrementa, en un efecto de campana, hasta alcanzar un poco más de 40 m en las zonas de mayor profundidad. Algunos de los materiales en el fondo son considerablemente grandes y nos hablan del hecho de que Holtún estaba rodeado de arquitectura importante. En el fondo yace una escultura de lo que llamamos el hombre-jaguar, en forma de portaestandarte, que debe haber adornado la entrada de algún edificio en su época de gloria. La escultura fue, probablemente, decapitada ceremonialmente antes de ser arrojada al agua. De la misma manera, documentamos la escultura de un atlante muy similar a los de los templos de los Guerreros y las Grandes Mesas, que sugiere que alguno de los edificios pudo haber tenido incluso un trono. Muchas vasijas de cerámica intacta y algunas rotas indican las innumerables ofrendas que se hacían a los dioses en Holtún. Puede observarse también material óseo, tanto de niños como de adultos, que deja claro que el depósito de seres humanos no estuvo limitado al Cenote Sagrado.

 

Guillermo de Anda. Investigador de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH y director del proyecto Gran Acuífero Maya. Arqueólogo subacuático con estudios de maestría en antropología esquelética (UADY) y de doctorado en estudios mesoamericanos (UNAM).

De Anda, Guillermo, “El Cenote Holtún y la arqueología de cuevas mayas”, Arqueología Mexicana, núm. 156, pp. 64-71.

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