La cabeza cortada de Coyolxauhqui

Salvador Rueda Smithers

Notas para la presentación del libro: Coyolxauhqui. A 45 años de su descubrimiento

Palabras leídas el 29 de junio del presente año en el Auditorio “Eduardo Matos Moctezuma”, Museo del Templo Mayor.

Febrero de 1978. Fue entonces cuando la piedra se halló recostada en su posición original. La arqueóloga Ledesma explicó que había sido cubierta por los propios mexicas al remplazarse por una nueva versión en los tiempos de Ahuítzotl, y de esa manera quedó protegida de la destrucción en 1521 del edificio que le daba sentido.

Ahora en el moderno México finisecular se presentaba con todas sus formas el cuerpo desmembrado de una mujer: así lo revelaban de inmediato los pechos flácidos y las extremidades cercenadas. No demoró saberse que se trataba de una deidad femenina que habría sido descuartizada.

De geometría aspada, con los extremos de los huesos largos desprendidos de sus coyunturas, la cabeza cortada pero sin perder ninguno de los adornos, los arqueólogos dirigidos por Eduardo Matos intuyeron que se trataba de una diosa celeste caída en lucha, recostada en la tierra del recinto sagrado.

El relato mítico ya conocido proponía la llave del secreto: se encontraba a Coyolxauhqui, la hermana celosa de Huitzilopochtli- Sol; al estar en su lugar físico originario donde fue encontrada, podría reproducir el sitio sagrado del mito. Los estudios de cuatro décadas y media lo corroborarían como lo hace la cifra de las ciencias duras con las ciencias sociales.

Imagen: Coyolxauhqui. Cultura mexica. Posclásico Tardío. Andesita de lamprobolita. Diámetro máximo: 3.25 m. Museo del Templo Mayor. Foto: Boris de Swan / Raíces.

Salvador Rueda Smithers. Historiador del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Rueda Smithers, Salvador, “Notas para la presentación del libro: Coyolxauhqui. A 45 años de su descubrimiento”, Arqueología Mexicana, núm. 182, pp. 74-77.