Lámina 46
Una vez que las primeras lluvias o aguas cayeron sobre la Mixteca, comenzó a ordenarse el mundo de acuerdo con sus respectivos rumbos del universo. A su vez, la organización cuatripartita llevó al dios del viento a fundar numerosos asentamientos que dieron origen a los más importantes señoríos del Posclásico.
Pero dentro de esta composición territorial, también se erigieron lugares sagrados para establecer el culto a los dioses, como grutas, pozos, ríos subterráneos, abrigos rocosos, manantiales y lagunas.
Con la presente lámina se inaugura una larga lista de lugares que forman parte de la geografía política y sagrada de la Mixteca, pero también se describen lugares más allá de las fronteras de esta región, pues se incluyen montañas, volcanes y llanuras de la altiplanicie mexicana que, sin duda, fueron considerados como parte de la creación del mundo mixteco.
La mayoría de los lugares enlistados en la lámina 46 tienen en común el agua, ya sea como ríos, corrientes, lagunas o pozos. Son de destacar algunos topónimos como el de Cerro de Arena, quizá Jaltepec o Añute (a), colocado dentro del glifo “río”; un gran remolino de agua junto al Río de la Culebra (b); un río donde se encuentra la diosa 9 Caña (c), y un temazcal sobre la junta de dos ríos (d).
Imagen: Códice Vindobonensis, Lám. 46. Foto: Austrian National Library. ANL / Vienna Collection of manuscripts and rare books, Cod. mexic. 1.
Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Hermann Lejarazu, Manuel A., “Lámina 46”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, p. 24-25.