La navegación lacustre. Un rasgo cultural primordial de los mexicas

Alexandra Bihar

El control de la navegación y del medio lacustre era esencial para los habitantes de las cuencas lacustres en tiempos prehispánicos y vital en muchos aspectos para los mexicas. Los monóxilos (embarcaciones, de distintas formas y dimensiones, talladas en un solo tronco), eran, sin duda alguna, la máxima prueba de su adaptación a esta clase de entorno.

 

A diferencia de otras civilizaciones del mundo antiguo, como las del Mediterráneo o del sureste de Asia, las culturas mesoamericanas no son particularmente famosas por su historia marítima o por su arquitectura naval. No obstante, existieron en el mundo prehispánico dos célebres ciudades lacustres: Tayasal entre los mayas, y Tenochtitlan-Tlatelolco entre los mexicas, que obviamente necesitaron ejercer un control estricto y muy complejo de su entorno acuático para alcanzar su prosperidad. Dados sus particulares emplazamientos, era vital para estas dos ciudades ejercer un manejo muy preciso de las aguas que las circundaban. Es precisamente por su ubicación que, en 1521, Cortés, en camino para Honduras, se topó contra el excelente sistema defensivo de Tayasal, que permitió a esta ciudad resistir mucho tiempo a los conquistadores.

Los primeros estudios profundos sobre la navegación mesoamericana se deben al arqueólogo británico Norman Hammond en los ochenta del siglo pasado. Se centran, principalmente, en la navegación de cabotaje a lo largo de las costas del Golfo de México y de la península de Yucatán. Las fuentes históricas nos informan que además de la navegación marítima, analizada por Hammond, existía otra muy importante que era de carácter fluvial y lacustre. Desgraciadamente, son pocos los investigadores que se han interesado en los contextos acuáticos de agua dulce, aun si numerosos autores, entre otros Sanders y Price (1968), afirman que favorecieron la aparición de organizaciones sociales de alta complejidad. Efectivamente, es en el corazón de las cuencas endorreicas del Altiplano Central, como las de México y Pátzcuaro, donde florecieron grandes civilizaciones como la teotihuacana, la mexica o la tarasca, y se afirma sistemáticamente la correlación entre el sistema lacustre y el desarrollo de esas últimas.

La ciudad de Tenochtitlan fue fundada en 1325 por los mexicas en un islote del lago de Texcoco. Para erigirse en la capital del poderoso imperio que conocieron los conquistadores, sus habitantes tuvieron que aprender a dominar su entorno, logrando así explotarlo de manera económica, política y religiosa. No sólo se valieron, como probablemente lo hacían otras entidades previas o contemporáneas, de la utilización de monóxilos (es decir, de embarcaciones que aunque de distintas formas y dimensiones, siempre estaban talladas en un solo tronco), sino que desarrollaron complejos sistemas tecnológicos para controlar el medio lacustre, el abastecimiento de bienes y el crecimiento urbano.

 

Bihar, Alexandra, “La navegación lacustre. Un rasgo cultural primordial de los mexicas”, Arqueología Mexicana núm. 115, pp. 18-23.

 

Alexandra Bihar. Maestra y candidata al doctorado en arqueología precolombina por la Universidad de Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Se interesa por la navegación y las instalaciones lacustres en el Altiplano Central de México en el Posclásico,

 

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