Es la construcción más grande de Teotihuacan: mide 225 m por lado y alcanza unos 65 m de altura. Ante tales dimensiones, no deja de sorprender que a diferencia de otros edificios, cuyos volúmenes son producto de la acumulación de diferentes construcciones, la Pirámide del Sol fue construida en una sola etapa, durante la fase Tzacualli (1-150 d.C.). Este sólo hecho da cuenta de la bonanza que para entonces ya vivía la ciudad y el control que la clase dirigente ejercía sobre la población. Debido a que los mexicas la llamaron tonatiuh itzacual, “encierro del Sol”, comúnmente se piensa que estuvo dedicada al culto a ese astro. Sin embargo, algunos autores sostienen que en realidad estuvo dedicada al dios de la lluvia. Durante su exploración se localizaron, en las cuatro esquinas de cada uno de los cuerpos, entierros de niños sacrificados, práctica asociada al culto a los dioses de la lluvia. Además, el hecho de que la pirámide esté rodeada por un canal y una gran plataforma ha llevado a ver al conjunto como una representación de un monte sagrado, contenedor del agua y las riquezas universales.
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Tomado de Arqueología Mexicana, Especial 28, Teotihuacan, guía visual.