Migración de los toltecas chichimecas
Folio 11r
Tezcatlipoca incita a los toltecas chichimecas a rebelarse contra los olmecas xicalancas
Bajo el cobijo de la noche, ya cansados de tanto sufrimiento, los cuatro dirigentes toltecas chichimecas, Icxicóuatl, Quetzaltehuéyac, Tezcahuitzil y Tololohuitzil, convocaron en secreto a su pueblo, el cual se congregó en medio de un lamento generalizado. Los líderes enfatizaron lo insostenible que les resultaba vivir en las condiciones que les habían impuesto los olmecas xicalancas.
Se preguntaron: ¿qué sería de ellos si continuaban soportando la tiranía bajo la cual los tenían sometidos desde hacía dos o tres años? Seguramente se encaminarían a su completa destrucción. Los dirigentes invocaron a su dios creador, a su hacedor, para consolarlos y disipar la incertidumbre sobre su destino inmediato, tal como lo hiciera el sacerdote Cohuenan, cuando por primera vez llegó al Tlachihualtépetl a ofrecer su sangre por su pueblo.
Antes de iniciar las plegarias de rogación, los dirigentes toltecas ordenaron a todos ser excesivamente discretos y no revelar a nadie indicio alguno que pudiera evidenciar la realización de esa reunión secreta. Les era preferible seguir padeciendo su condición de macehuales oprimidos o partir a otros parajes antes que ser descubiertos y morir todos por ello.
Fue Tezcatlipoca quien escuchó y atendió sus plegarias. En ese instante se manifestó ante ellos y dirigió sus palabras a Icxicóuatl y a Quetzaltehuéyac, haciéndoles una increpación: “¿A dónde irán? ¿Por qué aquí se afligen? Yo lo sé y es de mí de quien se burlan”. Para después refrendarles el vaticinio que les hiciera Quetzalcóatl, su hermano cósmico: “Escuchen, aquí será nuestro hogar, los haremos cambiar de lugar, desplazaremos a los habitantes, que se convertirán en nuestros enemigos. No desesperen, que ya estamos en nuestro pueblo”, y por último reiterarles: “¿Acaso no soy dos, acaso no soy tres? Destruiremos a los olmeca, a los xicalanca”.
Enseguida Tezcatlipoca trazó un astuto plan para destronar a la dupla de soberanos olmecas xicalancas. Les pidió mucha atención a los cuatro dirigentes toltecas para desatar las hostilidades, instruyéndolos que antes de presentarse humildemente ante el Tlalchiyach y el Aquiyach, les compusieran un pancuicatl, “canto de las banderolas”, y les ejecutaran una danza. Éste será el canto que, como abnegados servidores, les deberán cantar para aclamarlos. El propio Tezcatlipoca les entonó el canto para que los cuatro dirigentes toltecas chichimecas lo escucharan y lo transmitieran a los demás. Por último, los conminó a no flaquear ante los dos sumos sacerdotes olmecas xicalancas.
Los animó a presentarse ante ellos y, con palabras sentidas, notificarles su deseo de cantar y bailar en su honor como una muestra de sumisión y agradecimiento. Tezcatlipoca continuó advirtiendo a los toltecas lo crucial que era no pedir ni recibir, por ninguna razón, pertrechos nuevos para la ejecución de la danza. Sólo debían aceptar estandartes usados, armas rotas y desechas.
“No vayan a quitarles sus propiedades buenas, sino sus insignias usadas, la macana y el escudo”, les advirtió y, enfático, los apresuró a ir al encuentro del Tlalchiyach y del Aquiyach, pues ellos se sentirían halagados y aceptarían el canto al punto de que los gobernantes olmecas xicalancas bailarían.
Icxicóuatl y Quetzaltehuéyac fueron recibidos y, sin mayor protocolo, informaron al Tlalchiyach y al Aquiyach el motivo de su visita. Pronunciaron el siguiente discurso:
“Oh, tlatoque; oh, Tlalchiyach; oh, Aquiyach, no vayamos a causar molestia en sus entrañas, en su corazón. Atiendan al llanto y lágrimas de los maceualli”, los recolectores, los leñadores. “¡Que no vaya sobre ellos su coraje y su enojo por oír su llanto y sus lágrimas! Ellos quieren apartar un poco su enojo. Han compuesto un canto con el cual alegrarlos y con el cual bailarán. ¿Acaso será posible? ¿Cuál es el deseo de su corazón, oh, tlatoque? Hagan merced a sus maceualli”.
Imagen: Historia Tolteca Chichimeca, f. 11r. Reprografía: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Francisco González Hermosillo Adams. Dirección de Estudios Históricos, INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
González Hermosillo Adams, Francisco, “Historia Tolteca Chichimeca. Parte 1 (edición facsimilar) Segundo relato. Migración de los toltecas chichimecas”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 107, pp. 36-71.