La religión mexica

Rafael Tena

Los primeros europeos que llegaron a las tierras del México antiguo quedaron hondamente impresionados ante ciertos logros o peculiaridades de la singular civilización que allí encontraron, y en especial ante las muestras de intensa religiosidad de los pobladores aborígenes. La religión desempeñaba sin duda una función dominante en las sociedades mesoamericanas, y se caracterizaba tanto por la complejidad de su cosmovisión y ritual como por la práctica sobrecogedora de los sacrificios humanos.

Al referirse a la religión prehispánica en general y a los sacrificios humanos en particular, el conquistador Hernán Cortés escribió en su “Primera carta” de relación a los reyes de España:

Vean vuestras reales Majestades si deben evitar tan gran mal y daño, y cierto sería Dios nuestro señor muy servido si por mano de vuestras reales altezas estas gentes fuesen introducidas e instruidas en nuestra muy santa fe católica, y conmutada la devoción, fe y esperanza que en estos sus ídolos tienen en la divina potencia de Dios; porque es cierto que si con tanta fe y fervor y diligencia a Dios sirviesen, ellos harían muchos milagros (Cortés, 1963, p. 25).

Fray Toribio de Benavente, conocido también como Motolinía, experimentó una admiración semejante y la expresó de la siguiente manera: “Ca ciertamente todas las cosas que hacían las aplicaban a Dios, como si lo tuvieran delante los ojos” (Motolinía, 1996, p. 487). Por su parte, fray Bernardino de Sahagún nos dejó el siguiente testimonio: “En lo que toca a la religión y cultura de sus dioses, no creo ha habido en el mundo idólatras tan reverenciadores de sus dioses, ni tan a su costa, como éstos de esta Nueva España; ni los judíos ni ninguna otra nación tuvo yugo tan pesado y de tantas ceremonias como le han tenido estos naturales por espacio de muchos años” (2000, p. 64). Y fray Bartolomé de las Casas, en sus escritos, trató incluso de justificar los sacrificios humanos:

Pues si ofrecer a Dios o a los dioses, verdadero o falsos pero por verdaderos estimados, sacrificio más precioso, costoso, doloroso y voluntario arguye tener más noble y más digno concepto natural, estimación y conocimiento de la excelencia y merecimiento de Dios, y por consiguiente mejor discurso y juicio de razón y más claro y desplegado entendimiento, y las gentes de la Nueva España excedieron a todas las otras naciones del mundo en ofrecer a sus dioses sacrificios tan costosos y dolorosos, y por eso más preciosos aunque horrendos, luego también los excedieron en el concepto y estimación y conocimiento natural de Dios, y así, en tener más desplegado y claro entendimiento y mejor juicio y discurso natural de razón (1976, vol. II, p. 276).

 

Rafael Tena. Maestro en historia por la Universidad Iberoamericana e investigador de tiempo completo en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Su campo de interés académico es la historia, la cultura, la lengua y la literatura de los antiguos nahuas del centro de México.

Tena, Rafael, “La religión mexica”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 30, pp. 6-23.